viernes, 21 de febrero de 2020

builder's blood


Soy un albañil de 40 años con bastante experiencia en mi oficio, llevo desde los 20 años ejerciéndolo y como todo tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Muchas veces me gusta mi trabajo, me gusta  ver como se mezclan los materiales duros; húmedos y secos; y cuando miro y toco mis manos me recuerdan a las piedras. Son muy duras y ásperas sin embargo no son demasiado grandes. Para ser honesto he de reconocer que mi autoestima no es muy alta, pero otra cosa que siempre me ha gustado de mi mismo son mis dientes. Creo que tengo una bonita sonrisa y a la vez también ellos me hacen recordar toda la belleza que hay en la dureza de las cosas. Siendo más franco aún diré que  todo pasa factura a nivel físico y mi cuerpo se encuentra muchas veces más agotado de lo que sería normal para un hombre de mi edad.
Muchas veces me puedo dar el capricho de ir a tomar un buen desayuno a una cafetería que queda bastante cerca, lo que me suelo pedir es un bocadillo de tortilla y longaniza con una coca cola y la verdad que lo disfruto muchísimo es mi sabor favorito de bocadillos. Y si es un buen día y la gente de la cafetería se encuentra generosa y me ponen unas aceitunas gratis, después de mi larga jornada se me hace la boca agua solo pensándolo.
El otro día llegue cansadísimo allí:
-Buenos días
-Buenos días
-Me pone lo de siempre, gracias. Cuando vi my bocata y mis aceitunitas llegando en esa bandeja la verdad que note una pequeña alegría cotidiana, parecida a la de cuando ves a un perro simpático por la calle, o un pájaro que hace un sonido bastante agradable. Pues bueno me dirijí a comerme mi bocadillo y cuando noté mis dientes en el pan un dolor se me incó en la mandibula y me subía hasta la cabeza pasando por los ojos. Vi el bocadillo y mis manos manchadas de sangre. Me limpié la boca con una servilleta y tenía la boca llena de sangre. Entonces ví que se me habían caíd tres dientes. Nadie se dio cuenta, pero una lagrima se mezclo con la sangre que goteaba por la boca cuando vi que perdía mi perfecta sonrisa.

jueves, 13 de febrero de 2020

Paisajes


Cuando era un bebe muy pequeño mis abuelos me llevaban a la playa de al lado del aeropuerto, lo odiaba y me aterraba. Tocar la arena me producía un asco, difícil de explicar teniendo en cuenta lo pequeña que era. Ellos sólo decían: “cuando pase el último avión nos vamos”, y yo sentía un alivio bastante grande  al ver los aviones publicitarios planeando por el cima del mar. Nunca me bañaban sólo me tenían en mi sillita de bebe hasta que volvíamos a casa. Después regresábamos a mi ciudad natal con mis padres. Los viajes se me hacían eternos, la carretera me aburría muchísimo y lo único que me entretenía a veces era pensar que la luna nos seguía. Cuando llegaba a mi ciudad rodeada de montañas me encantaba verlas por detrás de los edificios y sentir lo cerca que estaba la naturaleza del mío. Los árboles y las piedras siempre me daban una sensación de tranquilidad y protección, que con el tiempo se convertiría a veces en una de encierro y miedo. Eso fue cuando crecí un poco más; sobre la época de mi pre adolescencia las montañas me parecían una barrera peligrosa que no podría sortear si algún día decidiera salir corriendo. Entonces fue cuando me mude dos años a una ciudad de playa, y la manera en que veía el mar cambió totalmente. La paz y la libertad de las olas y el agua eran difíciles de encontrar para mí en otros paisajes, a veces lo hacía en el cielo de un día tranquilo con nuvecillas pequeñas. Pero honestamente no era lo mismo, a veces imaginaba que nadaba sin parar hasta otro país u otro continente muy feliz, contenta y valiente. Ahora desde otro país y recientemente fuera de mi continente, estoy descubriendo y aprendiendo cosas del paisaje urbano, mi primera vez viviendo en una ciudad grande. La diversidad, la vida y la actividad me encantan y me motivan pero muchas veces las calles que no son calles sino carreteras me abruman y me aterran tal como lo hacía la arena cuando era un bebé. 

Capítulo 10

  10 Hola soy Antonio otra vez, ya estoy un poco m ás recuperado después de estos capítulos sin hablar. Ya siento que tengo energías suficie...