Ex
abrupto:
De
repente estaba ahí tirada en el suelo con mi bici al lado. Estaba contenta
porque había logrado estrellarme contra la pared y no contra ninguna otra
persona. Tampoco me había chocado la cabeza contra el suelo porque la había
amortiguado con la mano. Pero la muñeca me dolía muchísimo como si me la
hubiera roto. Y aunque quería llorar del dolor ni si quiera me salían las
lagrimas. De repente también me dolía muchísimo, como no la había hecho nunca,
el tobillo. Las lágrimas me empezaron a rodar por las mejillas muy poco a poco.
De repente perdí la conciencia. Cuando me desperté estaba en casa de un
familiar con quién no me hablaba hacía años. Vivíamos en un pueblo muy pequeño
y por eso estaba allí. Aunque no nos hablábamos me había visto en la calle
inconsciente y me había recogido. Yo estaba en parte agradecida, en parte
asustadísima porque la razón por la que nos habíamos dejado de hablar era
porque era una persona extremadamente manipulativa que aprovechaba todo lo que
sabía de los demás para su propio beneficio, que normalmente era hacer sentir
mal a los demás, de lo vacía que estaba.
Uso
del condicional:
Si nos conociéramos más, ¿nos gustaríamos tanto?. Es
lo que más me divierte de sentirme atraída por desconocidos, puedo inventarme
sus personalidades, crearlas en mi imaginación y luego asociarlas con alguna
parte de su cuerpo. Pienso en las marcas de la cara y lo mucho que dicen de lo
que habrá reído en la vida y lo optimista que habrá sido esa persona. Luego lo
pregunto y me dicen sí, mira ves y estas de la frente es porque frunzo mucho el
ceño. Veo unas manos gruesas y con heridas y pienso en la cantidad de años que
habrá pasado esa persona trabajando y luego resulta ser un herpes o cualquier
otra enfermedad de la piel. Me atrae alguien sin pelo y me imagino cómo sería
esa persona sin pelo. Por eso me gustas tanto cuando sonríes y pones cara de
que no has hecho nada malo en tu vida me lo puedo creer del todo hasta lo más
profundo del significado de esa frase. Y cuando muestras interés por algo como
no sé de verdad cuanto tiempo estarás pensando en eso, no sé si un segundo,
minutos, media hora, durante días o meses, puedo imaginarme lo que yo quiera.
Pero si nos conociéramos más ¿qué pasaría? ¿Descubriría como era tu pelo hace
diez años y me dirías que el mismo castaño oscuro normal y corriente que tienes
ahora pero sin los tres o cuatro pelos blancos?; ¿Nos aburriríamos el uno del
otro? ¿Nos gustaríamos más? ¿Nos evitaríamos? ¿ Nos controlaríamos?... ¿A veces pienso qué
pasaría si siguiera teniendo citas con desconocidos toda mi vida, y no volviera
nunca a tener una relación o algo parecido? Me gustaría conocer a alguien que
lo haya hecho y preguntarle
Uso
de paradojas, antítesis o adjetivos contradictorios
Cuanto más se rompía su familia más feliz se sentía.
Cuantas más discusiones y violentas que predecían el divorcio de sus padres más
calma y tranquilidad predecía para su propia vida. Vivía muchas situaciones
parecidas en su día a día. Las conversaciones superficiales con los vecinos le
parecían de lo más violentas. Gente pretendiendo que se preocupaban o les
importaba lo más mínimo las cosas que le pasaban, lo sentía como un pellizco de
los que dejan moratón. En su soledad y silencio era donde más acompañada y
divertía se sentía. Sin las mentiras de la gente y la compostura más forzada. Cuando
levantó el teléfono y su madre le dijo que había pedido el divorcio en su
cabeza visualizó la fachada de un edificio de viviendas derrumbándose. Se
sintió tranquila y en paz como cuando era una niña pequeña. Con esa paz se
quedó dormida. Sabiendo que al día siguiente todo el mundo le brindaría apoyo y
un lo siento, por lo mejor que le había pasado en años.
La
descripción de un entorno inusual
Héctor y su camaleón se encontraban en el desierto
de Almería. Se habían perdido y a mitad de camino entre Valencia y Cádiz habían
acabado en ese paraje bello y agobiante. Llevaban horas conduciendo y Héctor
sentía que ya no podía más tenía que parar a descansar por no hablar del calor
que estaban pasando, porque el aire acondicionado del coche funcionaba a sus
mínimos. Bajaron y se sentaron a comer algo. El
calor era como una plasta que se pegaba al cuerpo y hacía que fuera
difícil hasta moverse. A su alrededor no había más que unas montañas no muy
altas, áridas, de tonos pálidos y grisáceos y el suelo se agrietaba por cada
centímetro de superficie. El sol le parecía a Héctor que era la vez que más
grande lo había visto y quizás más cerca lo había sentido en su vida, por no
hablar de la intensidad con la que penetraba en su cuerpo. Desde la cabeza que
era en la parte donde esa intensidad se llegaba a transformar en dolor pasando
por el cuello, el pecho, los brazos, las muñecas, y así hasta los pies que le
ardían. En su corto camino de vuelta al coche, mataron a algunos insectos que
era la única vida que parecía haber cerca.
Romper
la lógica del lector
Esta historia empieza en la ciudad más fea en la que
nunca has estado. Allí estaba esperando al autobús comiéndome un cono de helado
con dos bolas. Una de stracciatela y otra de chocolate negro, esta buenísimo.
Estaba siendo un momento fascinante cuando por casualidad vi que en la otra
acera estaba tu ex. Yo ni si quiera te conozco, ni a ti ni a él, sin embargo la
sensación que sentí en la barriga era la misma que la que tengo cuando me cruzo
en la calle a algún ex que me gustaría no ver nunca jamás en mi vida. Pero por
suerte en ese mismo momento llegó el autobús. Ese autobús que para llegar al
destino tardaba una hora y pasaba por tu playa preferida, tu parque preferido,
el lugar en el que peor lo pasaste cuando eras un niño y por un restaurante que
te encanta. Llego a mi casa y de repente toda mi familia es tu familia y todo
esta historia sigue así, las cosas que me pasan, seguirán pasando con personas
a las que tú has conocido, lugares en los que tú has estado e imágenes que sólo
están en tu memoria e imaginación. Y mientras yo cuento mis peripecias tu
tendrás que mezclara las tres.
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