miércoles, 28 de septiembre de 2022

Capítulo 9

 9

Hola soy Julia, y voy a ser la narradora en este nuevo capítulo. Tengo que contaros algo de mí y de mi vida para que este cambio de narrador no sea tan drástico pero la mayor parte de cosas que sabréis sobre mi de aquí al final del libro probablemente las descubrireís a través de esta historia. Soy una chica portuguesa, nací en Oporto y cuándo sucedió esta historia tenía veinticuatro años. Mi familia tiene descendencia africana-brasileña, pero yo nunca he ido a África, y la vez que fui con Antonio a Brasil, fue la primera en mi vida. Desde pequeña fui una niña muy curiosa y creativa interesada en el mundo de la naturaleza y las artes. Me encantaba escalar paredes, cuidar caracoles, cocinar, bailar y cantar. Por eso desde que fui una niña asistí al coro de mi colegio, dónde cantabamos canciones de misa; pero también iba con mi abuela a cantar a un centro social que había en nuestro barrio.Y así, apoyada por mi misma y por mi abuela, nunca dejé de cantar. Primero mi especialidad eran canciones religiosas, pero a medida que fui creciendo fui desarrollando mi propio gusto y estilo. Mi género favorito siempre ha sido el fado, y he experimentado un montón con él, mezclándolo con otros estilos, intentando descubrir ritmos más allá de los típicos e intentando cambiar los temas de las letras que siempre suelen ir de amor a la tierra, o las raíces, o simplemente de amor romántico, yo he intentado hablar de la amistad, la comida o un libro en mis canciones.

Los preparativos del viaje para mi fueron bastante fáciles, porque aunque iba a ser un viaje largo, yo no nunca viajo con muchas cosas, intento tener un número de pertenencias bastante básico, por así decirlo. Antonio y su abuelo llevaban una maleta grande y una pequeña, lo que me sorprendió para bien, porque aunque yo llevaba sólo una maleta grande me pareció que llevaban bastantes pocas cosas para un viaje de más de dos meses. El viaje duró diez horas, pero viajamos bastante cómodos con una compañía que incluía dos comidas con el vuelo, los asientos eran confortables y espaciosos y teníamos una pequña pantalla en la parte de detrás de la butaca de delante en la que venían varias películas para ver. Yo me pusé la película de una serie de catastróficas desgracias, pero me aburrí a la mitad y la canvié por una de dibujos. Ésta iba sobre una familia que tienen varios problemas pendientes por resolver cuando de repente la tierra es invadida por asistentes virtuales, y ellos tienen que solucionar la catástrofe Tenía algunos momentos bastante graciosos pero en general no me pareció nada del otro mundo. Antonio y su abuelo creo que también pasaron un viaje muy tranquilo porque la mayoría del tiempo estubieron durmiendo o leyendo, así que el viaje fue largo pero agradable.

Llegamos al aeropuerto internacional de Recife-Guararapes, y de allí cogimos un autobús que nos llevaba a la casa familiar en el barrio de Olinda. Nada más llegar el shock fue bastante grande, el aeropuerto era grandísimo para no ser una de las ciudades más grandes del país. Y luego durante el viaje en autobús hacia la casa, nos quedamos en shock a otro nivel. Todo era tan diferente que parecía otro mundo, algo que para nosotros, no parecía real. Pasamos por en medio de calles con muchísimos rascacielos, vimos lo que parecía un lago grandísimo en medio de la ciudad, y finalmente llegamos a una de las carreteras principales junto a la playa. Ésta era larguísima y estaba llena de gente. Después de 10 minutos conduciendo por el paseo marítimo, el autobús llegó al barrio en el que se encontraba la casa de mi famila. Bajamos en la parada que nos dijo el conductor bastante desorientados, después con las indicaciones del GPS conseguimos llegar a la casa bastante facilmente, mientras hicimos lo que fue nuestra primera investigación del barrio en el que nos ibamos a hospedar. La zona aunque se encontraba bastante cerca del centro de la ciudad, dónde estaban todos los nuevos edificios, los cuales muchos eran oficinas y despachos de empresas, y muchas partes parecían un puro centro empresarial, en el que no había nada más que despachos y despachos; nuestra zona no era para nada así, estaba llena de edificios historicos solemnes, altos, de colores blancos y cremas; otro tipo de edificios que abundaban eran las casas antiguas de máximo cuatro plantas pintadas de muchos colores, azules claros, rojo y verde chillón, amarillos claros o brillantes etc. En medio del ambiente alegre y lleno de vida que creaban esa mezcla de edificios, pero lo más bello era la naturaleza. Las calles estaban llenas de árboles y palmeras que te invitaban a sentarte a su sombra, te protegían del extremo calor; así como daban frutos de pinta deliciosa. A poco que la superficie fuera un poco elevada se podía ver lo cerca que estaba la enorme playa que rodeaba toda la ciudad con su manto azul de brisa y libertad.

La verdad que durante todo ese paseo no presté mucha atención a la reacción de Antonio y su abuelo porque estaba demasiada embebida por la experiencia de pasear con mi ruidosa maleta por esas maravillosas calles, pero creo ellos estaban experimentando lo mismo o algo muy parecido a lo que me pasaba a mi, ya que apenas hablaban. Al final de una calle un poco empinada se encontraba la casa de mi familia, la forma del edificio era de larga y estrecha. Era un edificio de tres plantas, no muy ancho pero bastante alto. La fachada de enfrente estaba pintada de color azul cielo, y la pintura se encontraba en buen estado, auque se podía ver que ya tenía bastantes años. El portón era de color blanco con los detalles en dorado, y recuerdo perfectamente el momento en el que metí mi mano en el bolsillo pequeño de la maleta para buscar la llave que me había dado mi tia: me temblaba la mano, y me invadió un pánico que me hizo pensar que la llave no se iba a encontrar ahí. Pero como la mayoría de las veces la llave estaba ahí. Entramos en la casa con un poco de miedo y nervios, era espaciosa y vieja pero estaba bien conservada y limpia. EL estilo de la decoración y los muebles era muy tradicional, había varias alfombras, muebles de madera y grandes sillones. La planta de bajo constaba de una sala grande de estar, la cual presidía una mesa central, pero no había tele, y junto a la gran sala se encontraba una cocina de estrecutura cuadrada bastante pequeña. Al salir de la cocina había un armario/alacena para suplir todo el espacio que le faltaba a la coina. Ésta tenía una ventana pequeña y alta, mientras que en la sala de estar había un gran ventanal con vistas a los árboles y las palmeras de la calle de detrás. Después de echar un vistazo general a la planta de abajo subimos a la primera planta dónde había dos habitaciones y un baño, las tres habitaciones eran muy grandes, y decoradas con un estilo bastante parecido al de la planta baja. Estaba todo pintado de blanco y la ropa de cama era muy colorida, con algunas formas que recordadaban a patrones de plantas y hojas. La tercera planta consistía en su mayor parte en una terraza grande y una habitación y un baño pequeños. Desde todas las ventanas de la primera y segunda planta, y desde la terraza se veía el mar. Eso era lo que hacía esa casa un espacio especial, todo lo demás no era de muy buen gusto, simplemente era un espacio limpio, bien conservado y funcional. Pero el mar le daba una nueva dimesión a la casa, en la primera planta, la de las dos habitaciones grandes, si te parabas en el espacio que había entre las dos habitaciones, y dejabas las dos puertas abiertas, daba la sensación de que ibas a poder salir de la casa por ellas nadando. Y al salir a la terraza la brisa y el olor a sal calmaban cualquier malestar que pudiera causar el extremo calor, simplemente desaparecía dejando paso a una sensación de verano de descanso y familia. De alguna manera podía sentir que aunque no había estado en ese lugar antes estaba conectada a él. Para mis adentros sentí pensé que ahí había presencias. Esto de las presencias es algo que a veces siento en lugares que son muy antiguos, y en los que se nota que aún perdura la energía de los que vivieron allí en el pasao. Muchas veces estas presencias o energías son un poco siniestras y pueden asusatr, sin embargo esta vez me sentía como en mi casa. Me imaginaba a mis padres viviendo allí cuando eran pequeños y mis abuelos cuidando de la casa y dedicandose a su negocio de frutas. Eran unas presencias que aunque probablemente fueran de personas muertas, transmitían mucha vida. La vida de una familia sana.

Decidimos que Antonio y su abuelo dormirían en la segunda planta y yo en la tercera. Después de descansar unas horas y más o menos acomodar nuestras cosas en las habitaciones salimos a dar una vuelta. El barrio era muy tranquilo, a penas pasaban coches. Llegamos a la calle principal que era el paseo marítimo en menos de diez minutos. Aún no me creía del todo de que estaba allí con Antonio y su abuelo. Me parecía una de las mayores aventuras que había tenido, porque estaba descubriendo mis raíces y las de mi familia con personas que había conocido a penas hacía unos meses. No eran desconocidos, bueno almenos Antonio no lo era, ya que habíamos estado en contacto por lo menos seis meses y me había contado muchas cosas de él y de su vida. Su abuelo sí era un desconocido, pero él venía principalmente para acompañar a Antonio. En las terrazas el ambiente era delicioso, el olor a sal y el roce de la brisa eran mis dos cosas preferidas, pero la comida se lleavaba el tercer puesto no por mucha diferencia. Antonio y su Abuelo se pidieron una empanadilla vegetariana hecha de alubias, y frita en forma de bola que se llamaba acarajé; yo pedí una especie de hamburguesa de ternera que se llamaba Carne de Sol, todo olía de maravilla y se notaba que los ingredientes que habían utilizado para cocinar eran fresquérrimos. Y así nos pasamos los primeros tres días después de llegar. Dando paseos por la playa, bañándonos en el mar, comiendo comida de la zona...Fueron sobre unos tres días de vacaciones que nos dimos antes de empezar nuestras investigaciones. También fueron unos días para pasar tiempo juntos. Me di cuenta que la relación de Antoio y su abuelo era muy sana, se ayudaban y se apayaban el uno al otro, y ahora que Antonio se estaba recuperanod de todo lo que había pasado unos meses atrás era el abuelo el que más apoyaba, y Antonio era el más apoyado. Sin embargo también presencié momentos en los que los roles cambiaban. El abuelo le preguntaba a Antonio por direcciones cuando se perdían, ya que él no entendía muy bien los mapas, o le preguntaba si le podía ayudar a buscar alguna escuela de artes escénicas en las que tuvieran algún curso de mímica o alguna escuela de payasos. Antonio era un chico muy ansioso pero muy observador y con mucha perspectiva por eso se le daban bien los mapas al igual que el hacerse consicente de lo que pasaba a su alrededor. Durante un paseo vio un flayer pegado en un muro en el que se anunciaba un espectaculo circense que había tenido lugar hacía un mes. Se había perdido la oportunidad de ir a ver el espectáculo en directo pero por suerte en el flayer venía la dirección de una página web.

Antonio también emepezó su particular investigación . Su objetivo era encontrar un trabajo como cocinero, o como ayudante de cocinero en algún restaurante o bar local, para ir poder aprendiendo recetas y habilidades a la vez que trabajaba. Su currículum no estaba mal ya que había trabajado en el paellador y en otro restaurante francés anteriormente, lo que supuestamente la hacía tener experiencia cocinando palleas (es decir comida típica española) y en cocina francesa. La realidad era que en el paellador casi todo estaba precocinado, y que en el restaurante francés sus ocupaciones la mayoría de veces eran pelar y cortar verduras. Aún así se dijo a sí mismo que tenía que enfatizar y decorar un poco su currículum porque era su única oportunidad para aprender. También pensó que para algo había cruzado un oceano, que no era una opción quedarse en casa de la familia de Julia pensando que no podía hacer nada, y que estaba seguro de que con más o menos tiempo lograría aprender sobre esta nueva cultura.

Por mi parte, las investigaciones que quería hacer se dividían en dos principales ramas, primero visitar a algunos parientes lejanos que mi tia me había dicho que aún vivían allí, para conocer mejor a parte de mi familia, y también mi cultura; y por otro lado también aprender de la música que se hacía allí, aprender a tocar algún instrumento típico de la cultura y unirme a alguno coro comunitario o alguna actividad parecida. Había leído que había un banjo que se llamaba cava-banjo, que era típico de allí. La verdad que no veía la diferencia con cualquier otro banjo que hubiero visto yo antes, pero siempre me había parecido un instrumento muy divertido, así que era una excusa para juntar esos dos ideas: inmersión en la cultura y diversión.

Busqué en el mapa digital la tienda de instrumentos más cercana a la casa, y sin comprobar si vendían instrumentos tradicionales o no, decidí acercarme. El camino hasta allí era muy bonito, ya que tuve que cruzar todo el paseo marítimo. Ese día el mar no estaba en calma, las olas eran bastante grandes y en las zonas rocosas rompían muy violontamente. Me encantaba el sonido de las olas rompiendo muy fuerte con las rocas, y estaba lo suficientemente lejos de la orilla para que no me asustara. Me interesaba mucho mi relación con el mundo de los sonidos, es algo muy interesante para cualquiera que le guste la música, creo yo. Desde pequeña siempre me han encantado los sonidos del agua, siempre han sido de los más bellos y poderosos en general. Cuando era una niña y llovaía mucho me paraba con el paraguas abierto debajo de las tuberías por las que el goteo de agua caía muy fuerte para escuchar el sonido. Me encantaba, me relajaba. Ahora cualquiero sonido de agua cayendo fuerte o sutilemente me hace quedarme dormida ¿Cuán poderosos es esto? Mucho. Cuano finalizó el paseo maritimo llegué a un nucleo de calles con muchas tiendas, restaurantes, cafeterías y locales de muchos tipos. Estaba bastante lleno de gente. Me gustó la sensación, porque la zona dónde estaba la casa de mi familia era muy residencial, sólo había casas y algún supermercado para comprar lo básico. Me alegró ver que la ciudad también tenía zonas de bullicio. Me agaradaba pensar que estaba en un sitio en el que podía encontrar sitios tranquilos, sitios con más actividad, sitios diferentes, con paisajes diferentes, con diferentes cosas que hacer etcétera. Otra cosas que me encantaba de aquella zona era que la mayoría de las tiendas eran pequeños negocios, apenas habían franquicias y las pocas que habian eran de cadenas de supermercados. Todas las tiendas de ropa, utensilios para el hogar, decoración, y demás eran pequños o medianos emprendimientos. Entre ellos estaba la tienda de instrumentos que andaba buscando para comprarme el banjo (poner nombre brasileiro). La tienda se llamaba la merzluza y era de un tamaño mediano. Cuando entré a pesar de que la calle estaba llena de gente dentro de la tienda parecía no haber nadie. Asi que dije un buenas tardes en voz alta para ver si salía alguien de alguna de las puertas, y así fue. Un hombre calvo un tanto anciano me dijo: -¿en qué le puedo ayudar señorita? Yo le expliqué un poco mi vida ? (porque ya se sabe que eso es lo que se hace en los pequeños negocios cuando no hay cola) y le dije que quería aprender a tocar el banjo. Él me mostró los modelos para principiantes que como suele ser lo normal eran también los más económicos, luego me mostró los más profesionales que ya eran bastante caros. Y yo al principio no sabía que hacer porque pensaba que si me compraba uno muy barato dde muy principiante sería un desperdicio de dinero, ya que podría aprender a tocar bastante rápido y después pensaba que si me compraba uno muy profesional que fuero muy caro a lo mejor no aprndería a usarlo bien en años. Así que me compré uno intermiedio y me fui muy contenta y emocionada de la tienda. Volví a casa por la misma ruta por la que había llegado, cruzando todo el paseo marítimo, y como ya era un poco más tarde la playa estaba mucho más tranquila, así que me senté en unas rocas a escuchar el sonido del mar otra vez. Me dieron muchas ganas de sacar mi nuevo instrumento de la funda y empezar a toquetearlo todo pero al estar en la playa pensé que sería mejor esperar a llegar a casa. Después del paseo de cincuenta miutos llegué a casa. El abuelo de Antonio me dijo que si quería arroz a la cubana para cenar y yo le dije que sí, pero que era alérgica al plátano. Después subí enseguida a mi habitación para experimentar con mi nuevo tesoro. Simplemente me puso unos tutoriales en youtube y saqué los acordes. Unos cuarenta minutos después el abuelo de Antonio me llamó para que bajara a poner la mesa y a cenar. Me preguntaron por mi banjo que como había ido todo, si había encontrado uno bueno y que me gustara. Yo les dije que sí que había ido a la calle donde estaban todas las tiendas que era un sitio super agradable a pesar de el gentío y que les recomendaba ir. El arroz a la cubana estaba buenísimo, sobre todo por la salsa, se notaba que era casera y hecha con tomates recogidos de algún sitio cercano. Les pregunté a los dos qué cómo les había ido el día. El abuelo de Antonio nos dijo que había estado en casa tranquilo, cocinando y leyendo mientras que Antonio nos contó que había salido a echar curriculums en algunos restaurantes y que sólo en dos le habían dicho que a lo mejor le llamarían. Después de cenar Antonio y yo salimos a dar un paseo por la playa y le dijimos a su abuelo si se quería venir pero nos dijo que estaba un poco cansado. Llevé a Antonio por el mismo sitio por el que había llegado hasta la tienda de instrumentos porque me parecía un camino muy bonito y pensaba que por la noche estaría muy tranquilo. Caminamos y caminamos hasta que llegamos a las mismas rocas en las que me había sentado por la tarde al volver de la tienda pensando en mi instrumento. Durante el camino habíamos estado hablando de como encontrabamos la ciudad, el barrio, la casa, todo en terminos muy generales de todas las cosas positivas que habían pasado desde que llegamos. Pero cuando nos sentamos en las rocas le pregunté a Antonio cómo se encontraba de animos. ¿Si se había estado encontrando más tranquilo? ¿Y qué le parecía el lugar para desarrollar y aprender más sobre su proyecto hostelero?

 

 

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