jueves, 17 de noviembre de 2022

Capítulo 10

 10

Hola soy Antonio otra vez, ya estoy un poco más recuperado después de estos capítulos sin hablar. Ya siento que tengo energías suficientes para contaros mi punto de vista del vaije y todo lo demás. Pero comenzaré por el punto en el que se había quedado el último capítulo en el que Julia y yo estábamos hablando en las rocas.

Cuando Julia me preguntó que cómo andaba de ánimos le contesté que para haber pasado todo lo que había pasado, me sentía bastante bien. Notaba mucho el efecto de la medicación y aunque a veces me hacía sentir un poco raro o somnoliento me ayudabab a poder seguir con mi vida y con mis tareas del día a día, intentaba no ver la medicación como algo negativo sino como una herramienta que tenía que utilizar de momento y que a lo mejor en el futuro no necesitaría. También le conté que había acordado con las psicólogas antes de irme que haríamos terapia online cada semana y que la próxima sesión la tendría la semanan que viene. Por el camino de casa hasta las rocas habíamos hablado de lo bonita que era la ciudad, de la multiculturalidad que había, y lo distinto que era todo, los dos nos sentíamos como en otro mundo, un nuevo mundo bello que era demasiado nuevo para hacernos sentir decepción o culpa. Pero cuando estábamos en las rocas le confesé algo a Julia que para mi sorpresa no le extrañó escuchar. -A veces el mar me da mucho miedo, muchas veces lo veo y me da sensación de paz y liberta, pero cuando estoy solo en mi cuarto por la noche, me da mucho miedo que un día al ir solo a la playa me ahogue, o que haya un tsunami o una inundación o cosas así. -¿Ahora mismo no te da miedo?, me preguntó Julia, -No, cuando estoy con gente, incluso si es por la noche me siento seguro, pero no podría venir yo solo a las rocas a estas horas. -Entiendo, es normal, no te preocupes tú sabes que tu abuelo y yo te podemos acompañar a los sitios cuando lo necesites. -Gracias, ¿Podemos volver a casa? Estoy bastante cansado ya. -Sí claro, ¿Crees que tu abuelo está contento, que le gusta la casa y le hace ilusión estar aquí? -Sí, creo que está muy contento, necesitaba unos días para reponerse del viaje, y relajarse por eso ha estado esta semanana sólo dando paseos y yendo a comer o a tomar cafés por ahí, pero ahora ya está emepzando a buscar alguna escuela de artes escénicas en las que den cursos de payasos. -¿Tú qué opinas de este nuevo hobbie?, me preguntó Julia. -A mi me parece bien, no sé si se le dará bien o mal, pero creo que mi abuelo necesita alguna acrividad artística con la que expresarse y desde la que ver el mundo. Desde siempre él ha visto el mundo con una perspectiva muy psicológica y médica y creo que estos últimos años en los que ha estado leyendo sonbre la psicomagia, ha aprendido algo tan simple como que el arte nos ayuda a expresarnos, y expresarnos nos ayuda a ser nosotros mismos, lo cual nos ayuda a sanar. Es algo bastante sencillo de entender, pero ya sabes como es el mundo de las ciencias y todo eso, muchas veces tienen la cabeza metida en cosas tan difíciles que no se dan cuenta de las cosas más simples. Después de esta conversación de camino a casa, ya casi estábamos en la puerta. Julia abrió y enseguida vino el abuelo a recibirnos. Estuvimos mirando la tele un rato y luego nos fuimos a dormir. Todo estaba tranquilo, todos dormimos bien esa noche, había sido un día bonito para los tres.

Durante toda la semana Julia estubo practicando el banjo en casa, a mi abuelo y a mi no nos molestaba porque siempre lo hacía a horas que sabía que no estabamos durmiendo, y también porque tocaba muy bien. Más que no molestarno nos alegraba los días. Mi abuelo siempre me lo decía: qué bello, que alegría tener en la casa a alguien que aprenda a tocar una instrumento ya sabiendo jajaja.Su rutina casi todos los dias era la misma: se levanataba pronto, se hacía un buen desayuno, daba un largo paseo por la mañana, escribía algo en su cuaderno, tocaba el banjo, tocaba el banjo, seguía tocando, daba un largo paseo por la noche, comía algo y se iba a dormir. Yo durante el día todo lo que hacía era salir a buscar trabajo y por la noche la solía acompañar en su largo paseo. La acompañaba casi todos los días menos cuando estaba muy cansado o cuando el mar estaba muy bravo. Ella no entendía como podía darme miedo el mar. Ella decía que a ella le causaba la sensación contraria, le gustaba porque la sostenía. “En el agua no tienes que hacer fuerza para tenerte en pie, el agua te sostiene y te masajea, es lo más relajante, me decía siempre.”

Finalmenet después de casi un mes y medio de búsqueda encontre un trabajo en un restaurante de comida tradicional. Estaba en el paseo marítimo y siempre estaba lleno. Necesitaban a mucha gente en la cocina, y se trabajaba muy rápido. Yo les dije que tenía experiencia en cocinas españolas y francesas pero pareció no importarles mucho, simplemente me explicaron el menú y me preguntaron si me veía capaz de hacerlo, yo porsupuesto contesté que sí. Yo en el fondo de mi ser sabía que sería capaz de hacerlo, el cómo era lo que no tenía tan claro, porque nunca había trabajao en una cocina que se llenara tanto y porque había muchas recetas que me parecían muy exóticas, es decir eran muy diferentes a todo lo que yo había hecho antes. Pero no me importaba, al revés me alegraba al fin poder aprender algo nuevo e interesante, lo peor que me podía pasar sería que me echaran, así que no podía perder nada.

Durante todo este tiempo en el que yo había estado centrado en buscar trabajo, algo muy importante pasó en la vida de Julia. Había conocido a su tia Camila. Una de las razones por las que Julia había venido con mi abuelo y conmigo hasta este lugar era para conocer más sobre el pasado de su familia, su cultura, su país etcétera, pero obviamente lo más importante para ella era conocer a algunos de sus familiares. La mayoría de miembros de su familia habían emigriado hacía ya muchos años, cada uno por distintas razones, pero ella había encontrado a la prima de su madre, tia Camila. Su madre le había dado la dirección de la tia Camila, pero no sabía mucho más de ella, porque su madre y ella habían dejado de hablar hacía unos años por la distancia. Su madre le dijo que no había pasado nada malo entre ellas. Que ella era una mujer tranquila e independiente que no se metia en los asuntos de nadie. Que vivía en un pequeñita casa cerca del mar porque eso era lo que más le encantaba del mundo y era una de las razones por las que no se había mudado con el resto de su familia a otro país, porque amaba el lugar donde había nacido. También sabía que era profesora de niños pequeños y que había tenido esa profesión por mucho tiempo. Así, un día cuando termino sus horas de ensayo de banjo, en vez de irse a dar su habitual paseo vespertino decidió acercarse a la casa de la tia Camila. La casa estaba en un barrio cerce del centro de la ciudad que no era muy lujoso, ni tampoco parecía peligroso o sucio. Al fin Julia pudo ver un lugar así en la ciudad, ya que todo este tiempo Julia había estado paseando y moviéndose por el barrio en el que estaba la casa el cual no era lujoso, pero por estar cerca del mar y tener los edificios pinturas tradicionales, resultaba muy bello. A veces también iba al centro donde estaban todas las tiendas pero por supuesto ese no era el mismo ambiente que se respiraba en un barrio residencial normal. Después de recorrerse toda la calle de la dirección que su madre le había dado hasta la peniultima puerta, allí estaba, el número sesenta y siete, la casa de la tia Camila. Parecía pequeña y tenía dos plantas. Era muy austera y limpia. No tenía ninguna decoraión especial pero todo estaba en muy buenas condiciones, lo cual no se podía decir de algunas de las casas de la misma calle. Llamó a la puerta porque no había timbre, así que dio dos golpes bien fuertes. Pasaron dos minutos eternos y nadie abrió la puerta. Volvió a dar tres golpes bien fuertes, pero nadie parecía bajar las escaleras o dirigirse hacía la puerta para abrir. Y así fue, Julia estuvo dando golpes por intervalos, durante media hora, después espero quince minutos más en frente de la puerta, pero nadie apareció. Esa noche solo lloró y lloró porque no podía dejar imaginarse lo que para ella era hubiese sido lo peor, que su tia hubiera evitado abrirle la puerta aún estando dentro de la casa. Julia no me contó esto ni a mi, ni a mi abuelo, ni a nadie, era algo que le importaba demasiado para contarselo a nadie, se sentía demasiado vulnerable, el posible rechazo de uno de sus familiares desconocidos le hacía sentir mucho miedo. A pesar de ello, la idea de que tenía que seguir insistiendo y de que había una gran posibilidad de que su tia hubiese estado fuera de casa era bastante alta. Así que sólo por estadística tenía que intentarlo por lo menos una vez más. Pasaron dos semanas y un día igual que había hecho la vez pasada, en lugar de ir a dar su paseo vespertino, decidió ir a la casa de la tia Camila. Sintiéndose mucho menos perdida, al menos en el sentido estrictamente físico de la palabra, encontró aquella casa limpia y cuidada entre todas las casas más cochambrosas y sucias a su alrededor. Se armó de valor y dio tres golpes bien fuertes. Nadie abrió, pero cuando se estaba armando de valor para dar tres golpes bien fuertees más, por fin oyo como alguien se acercaba a la puerta. Todo el cuerpo empezó a temblarle y en ese momento se arrepintió de haber ido, de haberle preguntado a su madre a cerca de su familia, de haber andado todo el camino hasta allí, pero aunque su deseo más profundo era dar media vuelta y salir corriendo, ahí se quedó en frente de la puerta esperando a darle una gran sonrisa a culquiera quién fuese que le fuera abrir.

Y por fin sucedió: una señora de estatura bajita, complexión rellena, pelo castaño y gafas naranjas apareció detrás de la puerta y dijo: -Hola muchacha, ¿en qué puedo ayudarte? Julia le respondió algo que se habia estado preparando semanas: -Hola, perdone que le molesté pero soy la hija de Graciela buenaventura, es decir su sobrina lejana, y sólo pasaba por aquí por si quería charlar un rato conmigo. La tia Camila se quedó bocabierta en silencio, por unos momentos. Y después dijo:-claro, si, si, pasa. Le dio un beso en la mejilla y le dijo encantada de conocerte,¿cómo te llamas? -Julia, mi nombr es Julia -Oh qué bello, el mio es Camila. -Encantanda de conocerla, es un gran placer haberla encontrado. -¿Quieres una taza de café o de te? -Si, lo que tenga, gracias. -Sí tengo un poco de café hecho de esta mañana, ¿quieres leche o azúcar?. - Sólo un podo de leche gracias. Siéntate, siéntate, ponte comoda, dijo la señora señalando unos sillones que había en la sala de estar que estana justo al lado de la puerta de entrada. Julia se sentó y ella fue a la cocina a por el café. Mientras esperaba sentada en ese sillón en la casa de una completa extraña que al parecer era la prima de su madre Julia sintió miedo, empezó a pensar en que esa mujer podría ser una psicópata y hacerle daño, por suerte estos pensamientos desparecieron en cuanto la mujero apareció en el salón con dos tazas de café. Nada en la expresión o la apariencia de esa mujer le hacía sentir desconfianza. -¿Y cómo fue esto que se te ocurrió pasarte por aquí? Hasta donde yo sabía, tu madre había estado viviendo fuera muchos años. -Sí, mi familia no está aquí yo sólo vine por unos meses para visitar el país y conocer más de mis raíces. Quería conocer más cosas de la cultura de la cual mi madre siempre me había hablado tanto, y tambié si podía intentar conocer a la familia un poco más, así que mi madre me dio tu dirección y aquí estoy. -Oh, me alegro mucho de que tu madre aún se acordara de mi dirección, hace muchos años cuando las dos éramos jóvenes pasábamos mucho tiempo juntas, ibamos a la playa buceábamos y luego veníamos a mi casa a cenar. A las dos nos encantaba cocinar, tu madre cocinaba de rechupete. -Gracias. Mi marde nunca me contó que ibais a bucear, no sé por qué. Quiza le hacía sentir nostágica o un poco apenada ¿no crees? -¿Apenada, por qué? Muchas veces tenemos recuerdos de cosas sencillas que en su momento nos traían mucha felicidad pero la vida se acaba interponiendo y las tenemos que dejar de hacer. Yo creo que eso es lo que le pasa a tu madre, la vida se interpuso entre su camino y el de su familia, entre su camino y el de su país natal, y una de las cosas que a ella más le gustaba era pasar tiempo en el mar, quizá le cueste hablar de la pérdida.-Sí, quizá. Las dos se quedaron en silencio por unos minutos. -Quería preguntarle si tiene cosas que hacer, si es así yo ya me voy, sólo quería charlar con usted un ratito.- Bueno la verdad es que si tenía la mañana un poco ocupada, pero ya sabes siempre hay tiempo para un café con una sobrina que acabo de conocer. -Ah, si es así ya me voy, no le molesto más. -Bueno ya sabes dónde estoy, y aunque últimamente sí que he estado ocupada, los miércoles por la tarde siempre estoy libre a partir de las cuatro.

Julia salió de la casa de la tia Camila para volver a su casa, y anque era oscuro y cualquiera habría dicho que la calle daba miedo, pero ella sentía que flotaba por encima de la acera.

Durante todo este periplo familiar de Julia, yo empecé a trabajar en el restaurante del paseo marítimo. Se llamaba Casa Moca y hacían macaxeira, coxhinas, cocadas, bruxquetas, frijoles...en la cocina  normalmente eramos sobre nueve personas, y ésta se dividia encuatro secciones: freidoras, fogonoes, preparaciones y postres. Yo casi siempre estaba en las preparaciones o freidoras. La gente era muy simpática y en general me sentí muy acogido las primeras semanas que estuve trabajando allí. Por supuesto aún tenía que aprender muchas cosas, y de momento me daban tareas bastante sencillas. Normalmente estaba en el area de las preparaciones cortando verdura o carne, o en la sección de las freidoras. Éstas secciones en sí no eran las mas sencillas, algunos productos de las freidoras eran bastante difíciles de cocinar para que estuvieran tiernos por dentro y crugientes por fuera. Cuando peor lo pasaba era durante los fines de semanan a la hora de comer. Todo se ponía de bote en bote y la cocina se llenaba de gente gritándose los unos a los otros en portugués. Yo intentaba centrarme en lo que me habían dicho que tenía que hacer y en cómo, pero a veces me era muy difícil. La presión del ambiente junto con el nuevo idioma era algo bastante complejo de llevar. Sin emabrgo yo sentía que cada vez lo hacía más rápido, me equivocaba menos y cada semana aprendía cosas nuevas. Cosas nuevas en cuanto a ingredientes, métodos de cocina preparación etc, así como cosas nuevas en cuanto a como ser rápido y organizado en la cocina. Esto me hacía sentir muy motivado lo cual hacía mucho tiempo que no me pasba. También algo que memotivaba era contarle lo que hacía durante el dia y sobre las cosas nuevas que había estado aprendiendo a mi abuelo. A Julia casi no la veía porque había empezado a pasar mucho tiempo fuera de casa, supongo que con la tia Camila, pero el abuelo escuchaba cada detalle de lo que le tenía que contar y me pregunataba muchas cosas al respecto. Siempre me decía por la mañana que había dormido muy tranquilo y muy bien por lo que le había dicho. Muchas veces me decía que había soñado con que el bosque al que iba cuando era pequeño con sus padres. En sus sueños era una cocina, en la que cocinaban con los ingredientes que encontraban cerca en una hoguera, y tenían tablas de cortar que se hacían ellos mismos con las maderas que encontraban. Por fin sentía que algo de lo que hacía estaba impactando para bien en mi abuelo. Todo estos meses pasados me había estado sintiendo culpable constantemente. Racionalmente sabía que las cosas que habían estado pasando no eran mi culpa, pero no podía evitar ver que mi abuelo cada vez era más mayor y que ya no tenía la energía que desbordaba diez años atrás. Así que el verlo feliz y tranquilo sin tener que estar haciendo un esfuerzo constante por mi, me tranquilizaba el alma.

Por su parte mi abuelo había estado haciendo su investigación sobre las escuelas de arte dramático de la zona, y no había encontrado ninguna escuela de payasos como tal, pero sí encontró un curso de teatro en la que había varias “asignaturas” de clown. Varias horas a la semana estarían dedicadas a la construcción de un personaje cómico mediante diálogos de comedia así como mediante técnicas de clown. Las otras asignaturas del curso eran teatro y psicodrama. Mi abuelo estaba contentérrimo de haber encontrado un curso como ese porque decía que estaba seguro que el psicodrama estaría muy relacionado con la psicomagia y le ayudaría en la investigación que había dejado un poco apartado los últimos meses. -¿Estás nervioso por empezar el curso?, le pregunté. Me dijo que no, que todo lo contrario, que estaba muy ilusionado por haber encontrado un sitio así, porque llegó a pensar que a lo mejor en la ciudad no encontraría nada parecido, y que pensó en tirar la toalla e irse a México él solo para retomar la investigación de la psicomagia. Pero que el haber encontrado esta oportunidad le parecía perfecto porque así podría aprender de algo que le generaba mucha curiosidad a la vez que estar conmigo. Me dio mucha alegría ver al abuelo tan contento y que una de las razones de que estuviera tan contento fuera yo. Mi abuelo era la única persona en este mundo que no me había decepcionado, siempre me había sentido querido y valorado por él. Era algo por lo que no podía estar más agradecido al universo. Se me salieron unas lagrimillas que él no pudo ver, o al menos eso es lo que me pareció, porque con él nunca se sabe, es demasiado listo. Le di un abrazo y nos fuimos los dos a dormir.

 

Buscar cosas de teatro, psicodrama y clown y explicar cosas del curso del abuelo

Cuando el abuelo empezó el curso, los primeros días estaba muy contento por él. Pero al cabo de unas semanas empecé a sentirme muy solo porque pasaba muchísimo menos tiempo en casa, y también Julia. Dejé de verlos casi por completo a los dos, porque apenas coincidiamos por casa. Sabía que el abuelo y yo no nos veíamos por los horarios del restaurante y los de la escuela de arte dramático, pero no sabía que estaba pasando con Julia, por qué había estado tan desaparecida y ya nunca nos proponía ir a dar paseos, ni cualquier otro plan. Si hubiero sabido lo que Julia había estado haciendo durante la mayor parte del tiempo por aquellos días en realidad me habría sentido feliz en vez de solo. Julia no hacía más que pasar el mayor tiempo posible con su tia Camila, cada vez iban estrechando sus vínculo más y más de una manera muy especial. Por las mañanas se despertaba, caminaba media hora por el paseo marítimo, volvía a casa y se quedaba practicando banjo hasta la hora de comer. Todos los miércoles sin falta a las tres y media se presentaba en la puerta de la casas de la tia Camila. El primer día se fueron las dos a tomar un te y pastas, a un sitio muy bonito cerca del centro de la ciudad dónde estaban todas las tiendas, dónde Julia había comprado el banjo. Tomaron un té, Julia helado, la tia Camila caliente, y unos dulces de chocolate de cacahuete. La tia Camila le contó un montón de historias de cosas que habían hecho ella y su madre cuando eran Jóvenes. Se llevaban bastantes años 7 o 8 y estaban muy unidas porque la abuela y el abuelo de Julia siempre andaban muy ocupados. Su abuelo trabajaba como agricultor y hacía jornadas de 12 horas cada día que le dejaban agotado. Su abuela tenía dos trabajos: era modista y hacía trajes a medida a las personas pudientes de la ciudad que se lo podían permitir, pero a parte de eso necesitaba dinero extra para sacar a la familia adelante porque lo salarios eran muy bajos, así que tenía un trabajo extra de limpiadora a domicilo. Iba a diferentes casas a limpiar cuando le llamaban, algunas estaban bastante lejos, por eso llegaba a casa tarde y después de darle la cena y bañar a ala madre de Julia muchas noches se quedaba despierta hasta tarde cosiendo. Con ese trabajo tan duro de sus abuelos la familia pudo salir adelante en buenas condiciones, con condiciones que algunos de los vecinos y amigos de la madre de Julia no tenían, por eso a pesar de los sacrificios que se habían tenido que hacer la madre de Julia siempre le había dicho que ella había tenido mucha suerte con sus padres y había tenido una infancia muy feliz. La tia Camila la llevaba al colegio donde había una dos personas que cuidaban a los niños a cambio de un pequeño sueldo. El servicio era gratuito así que la tia Julia consideró que dejarla allí mientras daba clase y después pasar las tardes con ella sería la mejor opción. Sólo con la conversación de aquel día Julia había descubierto más sobre su abuelo y su abuela que en toda su vida.

El miércoles de la semana siguiente, siguieron hablando de su familia, pero entonces la tia Camila le introdujo a Julia el tema que más le apasionaba en el mundo: el buceo. Le emepzó hablar de que desde que su madre era muy pequeñita, la llevaba por las tardes a la playa, le enseñó a nadar, y cuando cumplió doce años por primera vez fueron las dos juntas a bucear. La tia Camila se consideraba muy afortunada de ser de dónde era porque la naturaleza era preciosa, no tenía que andar más que una hora para ver los corales y las joyas de el mundo submarino que era lo que más feliz le hacía. Por eso era uno de los pocos miembros de la familia que se había quedado, una de las únicas a las que no había importado lo bajos que eran los sueldos, y todos los problemas ecónomicos por los que habían pasado las familias. Le contó a Julia que no le importaba que trabajando como profesora siempre había tenido suficiente para pagar aquella pequeña casa. Tenía dos plantas pero la cocina y la única habitación que habían eran diminutas. A ella no le importaba, la cuidadba mucho y la decoraba de manera que daba gusto estar allí. Era muy acogedor y estaba lleno de almejas, fotos de la familia, fotos del mar, dibujos de sus alumnos y plantas. Julia encontraba aquella casa preciosa y no le estrañaba nada en absoluto que no le importara vivir allí. En un moemento de la conversación Julia le preguntó que si podría enseñarla a ell a nadar también, así como le enseñó a su madre. La tia Camila le dijo que por ahora como le había dicho estaba muy ocupada y que sólo tenía el miércoles por la tarde libre, porque las otras tardes iba a dar clases particulares a niños que iban mal en la asignaturas que ella daba. Pero que había una escuela cerca del puerto que era bastante asequible donde los profesores eran muy buenos, que ella los conocía personalmente, y que había trabajado con ellos preparando actividades para sus alumnos y que eran excelentes profesionales y personas. Esta recomendación le generó mucho confianza e ilusión a Julia, y tan pronto como al día siguiente fue pará allá. Así fue como dejé de ver a mi mejor amiga/compañera de piso por casi meses, pero así y tal como os lo cuento fue como mi mejor amiga/compañera de piso vivió unos de lo más felices de su vida por lo que me siento bastante bien contándolo, la verdad. 

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Capítulo 9

 9

Hola soy Julia, y voy a ser la narradora en este nuevo capítulo. Tengo que contaros algo de mí y de mi vida para que este cambio de narrador no sea tan drástico pero la mayor parte de cosas que sabréis sobre mi de aquí al final del libro probablemente las descubrireís a través de esta historia. Soy una chica portuguesa, nací en Oporto y cuándo sucedió esta historia tenía veinticuatro años. Mi familia tiene descendencia africana-brasileña, pero yo nunca he ido a África, y la vez que fui con Antonio a Brasil, fue la primera en mi vida. Desde pequeña fui una niña muy curiosa y creativa interesada en el mundo de la naturaleza y las artes. Me encantaba escalar paredes, cuidar caracoles, cocinar, bailar y cantar. Por eso desde que fui una niña asistí al coro de mi colegio, dónde cantabamos canciones de misa; pero también iba con mi abuela a cantar a un centro social que había en nuestro barrio.Y así, apoyada por mi misma y por mi abuela, nunca dejé de cantar. Primero mi especialidad eran canciones religiosas, pero a medida que fui creciendo fui desarrollando mi propio gusto y estilo. Mi género favorito siempre ha sido el fado, y he experimentado un montón con él, mezclándolo con otros estilos, intentando descubrir ritmos más allá de los típicos e intentando cambiar los temas de las letras que siempre suelen ir de amor a la tierra, o las raíces, o simplemente de amor romántico, yo he intentado hablar de la amistad, la comida o un libro en mis canciones.

Los preparativos del viaje para mi fueron bastante fáciles, porque aunque iba a ser un viaje largo, yo no nunca viajo con muchas cosas, intento tener un número de pertenencias bastante básico, por así decirlo. Antonio y su abuelo llevaban una maleta grande y una pequeña, lo que me sorprendió para bien, porque aunque yo llevaba sólo una maleta grande me pareció que llevaban bastantes pocas cosas para un viaje de más de dos meses. El viaje duró diez horas, pero viajamos bastante cómodos con una compañía que incluía dos comidas con el vuelo, los asientos eran confortables y espaciosos y teníamos una pequña pantalla en la parte de detrás de la butaca de delante en la que venían varias películas para ver. Yo me pusé la película de una serie de catastróficas desgracias, pero me aburrí a la mitad y la canvié por una de dibujos. Ésta iba sobre una familia que tienen varios problemas pendientes por resolver cuando de repente la tierra es invadida por asistentes virtuales, y ellos tienen que solucionar la catástrofe Tenía algunos momentos bastante graciosos pero en general no me pareció nada del otro mundo. Antonio y su abuelo creo que también pasaron un viaje muy tranquilo porque la mayoría del tiempo estubieron durmiendo o leyendo, así que el viaje fue largo pero agradable.

Llegamos al aeropuerto internacional de Recife-Guararapes, y de allí cogimos un autobús que nos llevaba a la casa familiar en el barrio de Olinda. Nada más llegar el shock fue bastante grande, el aeropuerto era grandísimo para no ser una de las ciudades más grandes del país. Y luego durante el viaje en autobús hacia la casa, nos quedamos en shock a otro nivel. Todo era tan diferente que parecía otro mundo, algo que para nosotros, no parecía real. Pasamos por en medio de calles con muchísimos rascacielos, vimos lo que parecía un lago grandísimo en medio de la ciudad, y finalmente llegamos a una de las carreteras principales junto a la playa. Ésta era larguísima y estaba llena de gente. Después de 10 minutos conduciendo por el paseo marítimo, el autobús llegó al barrio en el que se encontraba la casa de mi famila. Bajamos en la parada que nos dijo el conductor bastante desorientados, después con las indicaciones del GPS conseguimos llegar a la casa bastante facilmente, mientras hicimos lo que fue nuestra primera investigación del barrio en el que nos ibamos a hospedar. La zona aunque se encontraba bastante cerca del centro de la ciudad, dónde estaban todos los nuevos edificios, los cuales muchos eran oficinas y despachos de empresas, y muchas partes parecían un puro centro empresarial, en el que no había nada más que despachos y despachos; nuestra zona no era para nada así, estaba llena de edificios historicos solemnes, altos, de colores blancos y cremas; otro tipo de edificios que abundaban eran las casas antiguas de máximo cuatro plantas pintadas de muchos colores, azules claros, rojo y verde chillón, amarillos claros o brillantes etc. En medio del ambiente alegre y lleno de vida que creaban esa mezcla de edificios, pero lo más bello era la naturaleza. Las calles estaban llenas de árboles y palmeras que te invitaban a sentarte a su sombra, te protegían del extremo calor; así como daban frutos de pinta deliciosa. A poco que la superficie fuera un poco elevada se podía ver lo cerca que estaba la enorme playa que rodeaba toda la ciudad con su manto azul de brisa y libertad.

La verdad que durante todo ese paseo no presté mucha atención a la reacción de Antonio y su abuelo porque estaba demasiada embebida por la experiencia de pasear con mi ruidosa maleta por esas maravillosas calles, pero creo ellos estaban experimentando lo mismo o algo muy parecido a lo que me pasaba a mi, ya que apenas hablaban. Al final de una calle un poco empinada se encontraba la casa de mi familia, la forma del edificio era de larga y estrecha. Era un edificio de tres plantas, no muy ancho pero bastante alto. La fachada de enfrente estaba pintada de color azul cielo, y la pintura se encontraba en buen estado, auque se podía ver que ya tenía bastantes años. El portón era de color blanco con los detalles en dorado, y recuerdo perfectamente el momento en el que metí mi mano en el bolsillo pequeño de la maleta para buscar la llave que me había dado mi tia: me temblaba la mano, y me invadió un pánico que me hizo pensar que la llave no se iba a encontrar ahí. Pero como la mayoría de las veces la llave estaba ahí. Entramos en la casa con un poco de miedo y nervios, era espaciosa y vieja pero estaba bien conservada y limpia. EL estilo de la decoración y los muebles era muy tradicional, había varias alfombras, muebles de madera y grandes sillones. La planta de bajo constaba de una sala grande de estar, la cual presidía una mesa central, pero no había tele, y junto a la gran sala se encontraba una cocina de estrecutura cuadrada bastante pequeña. Al salir de la cocina había un armario/alacena para suplir todo el espacio que le faltaba a la coina. Ésta tenía una ventana pequeña y alta, mientras que en la sala de estar había un gran ventanal con vistas a los árboles y las palmeras de la calle de detrás. Después de echar un vistazo general a la planta de abajo subimos a la primera planta dónde había dos habitaciones y un baño, las tres habitaciones eran muy grandes, y decoradas con un estilo bastante parecido al de la planta baja. Estaba todo pintado de blanco y la ropa de cama era muy colorida, con algunas formas que recordadaban a patrones de plantas y hojas. La tercera planta consistía en su mayor parte en una terraza grande y una habitación y un baño pequeños. Desde todas las ventanas de la primera y segunda planta, y desde la terraza se veía el mar. Eso era lo que hacía esa casa un espacio especial, todo lo demás no era de muy buen gusto, simplemente era un espacio limpio, bien conservado y funcional. Pero el mar le daba una nueva dimesión a la casa, en la primera planta, la de las dos habitaciones grandes, si te parabas en el espacio que había entre las dos habitaciones, y dejabas las dos puertas abiertas, daba la sensación de que ibas a poder salir de la casa por ellas nadando. Y al salir a la terraza la brisa y el olor a sal calmaban cualquier malestar que pudiera causar el extremo calor, simplemente desaparecía dejando paso a una sensación de verano de descanso y familia. De alguna manera podía sentir que aunque no había estado en ese lugar antes estaba conectada a él. Para mis adentros sentí pensé que ahí había presencias. Esto de las presencias es algo que a veces siento en lugares que son muy antiguos, y en los que se nota que aún perdura la energía de los que vivieron allí en el pasao. Muchas veces estas presencias o energías son un poco siniestras y pueden asusatr, sin embargo esta vez me sentía como en mi casa. Me imaginaba a mis padres viviendo allí cuando eran pequeños y mis abuelos cuidando de la casa y dedicandose a su negocio de frutas. Eran unas presencias que aunque probablemente fueran de personas muertas, transmitían mucha vida. La vida de una familia sana.

Decidimos que Antonio y su abuelo dormirían en la segunda planta y yo en la tercera. Después de descansar unas horas y más o menos acomodar nuestras cosas en las habitaciones salimos a dar una vuelta. El barrio era muy tranquilo, a penas pasaban coches. Llegamos a la calle principal que era el paseo marítimo en menos de diez minutos. Aún no me creía del todo de que estaba allí con Antonio y su abuelo. Me parecía una de las mayores aventuras que había tenido, porque estaba descubriendo mis raíces y las de mi familia con personas que había conocido a penas hacía unos meses. No eran desconocidos, bueno almenos Antonio no lo era, ya que habíamos estado en contacto por lo menos seis meses y me había contado muchas cosas de él y de su vida. Su abuelo sí era un desconocido, pero él venía principalmente para acompañar a Antonio. En las terrazas el ambiente era delicioso, el olor a sal y el roce de la brisa eran mis dos cosas preferidas, pero la comida se lleavaba el tercer puesto no por mucha diferencia. Antonio y su Abuelo se pidieron una empanadilla vegetariana hecha de alubias, y frita en forma de bola que se llamaba acarajé; yo pedí una especie de hamburguesa de ternera que se llamaba Carne de Sol, todo olía de maravilla y se notaba que los ingredientes que habían utilizado para cocinar eran fresquérrimos. Y así nos pasamos los primeros tres días después de llegar. Dando paseos por la playa, bañándonos en el mar, comiendo comida de la zona...Fueron sobre unos tres días de vacaciones que nos dimos antes de empezar nuestras investigaciones. También fueron unos días para pasar tiempo juntos. Me di cuenta que la relación de Antoio y su abuelo era muy sana, se ayudaban y se apayaban el uno al otro, y ahora que Antonio se estaba recuperanod de todo lo que había pasado unos meses atrás era el abuelo el que más apoyaba, y Antonio era el más apoyado. Sin embargo también presencié momentos en los que los roles cambiaban. El abuelo le preguntaba a Antonio por direcciones cuando se perdían, ya que él no entendía muy bien los mapas, o le preguntaba si le podía ayudar a buscar alguna escuela de artes escénicas en las que tuvieran algún curso de mímica o alguna escuela de payasos. Antonio era un chico muy ansioso pero muy observador y con mucha perspectiva por eso se le daban bien los mapas al igual que el hacerse consicente de lo que pasaba a su alrededor. Durante un paseo vio un flayer pegado en un muro en el que se anunciaba un espectaculo circense que había tenido lugar hacía un mes. Se había perdido la oportunidad de ir a ver el espectáculo en directo pero por suerte en el flayer venía la dirección de una página web.

Antonio también emepezó su particular investigación . Su objetivo era encontrar un trabajo como cocinero, o como ayudante de cocinero en algún restaurante o bar local, para ir poder aprendiendo recetas y habilidades a la vez que trabajaba. Su currículum no estaba mal ya que había trabajado en el paellador y en otro restaurante francés anteriormente, lo que supuestamente la hacía tener experiencia cocinando palleas (es decir comida típica española) y en cocina francesa. La realidad era que en el paellador casi todo estaba precocinado, y que en el restaurante francés sus ocupaciones la mayoría de veces eran pelar y cortar verduras. Aún así se dijo a sí mismo que tenía que enfatizar y decorar un poco su currículum porque era su única oportunidad para aprender. También pensó que para algo había cruzado un oceano, que no era una opción quedarse en casa de la familia de Julia pensando que no podía hacer nada, y que estaba seguro de que con más o menos tiempo lograría aprender sobre esta nueva cultura.

Por mi parte, las investigaciones que quería hacer se dividían en dos principales ramas, primero visitar a algunos parientes lejanos que mi tia me había dicho que aún vivían allí, para conocer mejor a parte de mi familia, y también mi cultura; y por otro lado también aprender de la música que se hacía allí, aprender a tocar algún instrumento típico de la cultura y unirme a alguno coro comunitario o alguna actividad parecida. Había leído que había un banjo que se llamaba cava-banjo, que era típico de allí. La verdad que no veía la diferencia con cualquier otro banjo que hubiero visto yo antes, pero siempre me había parecido un instrumento muy divertido, así que era una excusa para juntar esos dos ideas: inmersión en la cultura y diversión.

Busqué en el mapa digital la tienda de instrumentos más cercana a la casa, y sin comprobar si vendían instrumentos tradicionales o no, decidí acercarme. El camino hasta allí era muy bonito, ya que tuve que cruzar todo el paseo marítimo. Ese día el mar no estaba en calma, las olas eran bastante grandes y en las zonas rocosas rompían muy violontamente. Me encantaba el sonido de las olas rompiendo muy fuerte con las rocas, y estaba lo suficientemente lejos de la orilla para que no me asustara. Me interesaba mucho mi relación con el mundo de los sonidos, es algo muy interesante para cualquiera que le guste la música, creo yo. Desde pequeña siempre me han encantado los sonidos del agua, siempre han sido de los más bellos y poderosos en general. Cuando era una niña y llovaía mucho me paraba con el paraguas abierto debajo de las tuberías por las que el goteo de agua caía muy fuerte para escuchar el sonido. Me encantaba, me relajaba. Ahora cualquiero sonido de agua cayendo fuerte o sutilemente me hace quedarme dormida ¿Cuán poderosos es esto? Mucho. Cuano finalizó el paseo maritimo llegué a un nucleo de calles con muchas tiendas, restaurantes, cafeterías y locales de muchos tipos. Estaba bastante lleno de gente. Me gustó la sensación, porque la zona dónde estaba la casa de mi familia era muy residencial, sólo había casas y algún supermercado para comprar lo básico. Me alegró ver que la ciudad también tenía zonas de bullicio. Me agaradaba pensar que estaba en un sitio en el que podía encontrar sitios tranquilos, sitios con más actividad, sitios diferentes, con paisajes diferentes, con diferentes cosas que hacer etcétera. Otra cosas que me encantaba de aquella zona era que la mayoría de las tiendas eran pequeños negocios, apenas habían franquicias y las pocas que habian eran de cadenas de supermercados. Todas las tiendas de ropa, utensilios para el hogar, decoración, y demás eran pequños o medianos emprendimientos. Entre ellos estaba la tienda de instrumentos que andaba buscando para comprarme el banjo (poner nombre brasileiro). La tienda se llamaba la merzluza y era de un tamaño mediano. Cuando entré a pesar de que la calle estaba llena de gente dentro de la tienda parecía no haber nadie. Asi que dije un buenas tardes en voz alta para ver si salía alguien de alguna de las puertas, y así fue. Un hombre calvo un tanto anciano me dijo: -¿en qué le puedo ayudar señorita? Yo le expliqué un poco mi vida ? (porque ya se sabe que eso es lo que se hace en los pequeños negocios cuando no hay cola) y le dije que quería aprender a tocar el banjo. Él me mostró los modelos para principiantes que como suele ser lo normal eran también los más económicos, luego me mostró los más profesionales que ya eran bastante caros. Y yo al principio no sabía que hacer porque pensaba que si me compraba uno muy barato dde muy principiante sería un desperdicio de dinero, ya que podría aprender a tocar bastante rápido y después pensaba que si me compraba uno muy profesional que fuero muy caro a lo mejor no aprndería a usarlo bien en años. Así que me compré uno intermiedio y me fui muy contenta y emocionada de la tienda. Volví a casa por la misma ruta por la que había llegado, cruzando todo el paseo marítimo, y como ya era un poco más tarde la playa estaba mucho más tranquila, así que me senté en unas rocas a escuchar el sonido del mar otra vez. Me dieron muchas ganas de sacar mi nuevo instrumento de la funda y empezar a toquetearlo todo pero al estar en la playa pensé que sería mejor esperar a llegar a casa. Después del paseo de cincuenta miutos llegué a casa. El abuelo de Antonio me dijo que si quería arroz a la cubana para cenar y yo le dije que sí, pero que era alérgica al plátano. Después subí enseguida a mi habitación para experimentar con mi nuevo tesoro. Simplemente me puso unos tutoriales en youtube y saqué los acordes. Unos cuarenta minutos después el abuelo de Antonio me llamó para que bajara a poner la mesa y a cenar. Me preguntaron por mi banjo que como había ido todo, si había encontrado uno bueno y que me gustara. Yo les dije que sí que había ido a la calle donde estaban todas las tiendas que era un sitio super agradable a pesar de el gentío y que les recomendaba ir. El arroz a la cubana estaba buenísimo, sobre todo por la salsa, se notaba que era casera y hecha con tomates recogidos de algún sitio cercano. Les pregunté a los dos qué cómo les había ido el día. El abuelo de Antonio nos dijo que había estado en casa tranquilo, cocinando y leyendo mientras que Antonio nos contó que había salido a echar curriculums en algunos restaurantes y que sólo en dos le habían dicho que a lo mejor le llamarían. Después de cenar Antonio y yo salimos a dar un paseo por la playa y le dijimos a su abuelo si se quería venir pero nos dijo que estaba un poco cansado. Llevé a Antonio por el mismo sitio por el que había llegado hasta la tienda de instrumentos porque me parecía un camino muy bonito y pensaba que por la noche estaría muy tranquilo. Caminamos y caminamos hasta que llegamos a las mismas rocas en las que me había sentado por la tarde al volver de la tienda pensando en mi instrumento. Durante el camino habíamos estado hablando de como encontrabamos la ciudad, el barrio, la casa, todo en terminos muy generales de todas las cosas positivas que habían pasado desde que llegamos. Pero cuando nos sentamos en las rocas le pregunté a Antonio cómo se encontraba de animos. ¿Si se había estado encontrando más tranquilo? ¿Y qué le parecía el lugar para desarrollar y aprender más sobre su proyecto hostelero?

 

 

lunes, 13 de junio de 2022

Capítulo 8

 8.

Hola soy el abuelo de Antonio, en este punto de la historia se sentía muy agobiado y me pidió que narrara por él durante un rato.

Lo que pasó después de que Rafael lo coaccionara de esa manera es que Antonio se quedó paralizado, congelado, en un ataque de pánico permanente. Él no quería ceder a lo que Rafael le estaba pidiendo pero le daban miedo sus amenazas, no sabía de lo que sería capaz de hacer, realmente no lo conocía más que de una semana, y obviamente si estaba allí era porque tenía patologías. Lo que pasó es que este enorme ataque de pánico se traslado a todos los aspectos de su vida. Dejó de ir a los talleres, no bajaba al comedor, no fue a una cita que había programado con la trabajadora social en su despacho. Al ver que eso pasaba, las psicólogas fueron a hablar con él, le dijeron que habían pillado a Rafael intentando escaparse, que no se preocupara que él estaba seguro en la residencia y Rafael no le molestaría más. Pero Antonio seguía muy paralizado, en su mente todo era confusión, todo eso que la estaba pasando ya no sabía si era real o fruto de su psicósis. Entonces les dijo a la psicólogas que estaba muy confundido que por favor comprobaran lo que había pasado en la habitación el día de antes viendo lo que habían captado las cámaras de seguridad. Esas cámaras tenían sonido, por lo que las psicólogas pudieron oír la conversación que Antonio y Rafael habían tenido el día anterior. Después de eso no volvimos a saber más de él, la psicóloga nos dijo que lo habían relocalizado en otra planta del hospital, pero que no nos podían dar ninguna información con respecto a él por respeto a su privacidad. Después de eso Antonio tardó bastante en recuperarse, tuvo pesadillas muy frecuentemente, con que alguién le perseguía. Los esecenarios en los que se daban estas pesadillas podían canviar, a veces estaba en la calle, o en el transporte público y otras veces estaba dentro de una casa que no había visto nunca antes, o incluso dentro del hospital... cada vez que sentía que le iban a atrapar y ya no podía escapar, se despertaba angustiado. Le recomendaron que hiciera el máximo esfuerzo posible por recuperar las rutinas que tenía antes que pasara todo aquello, que se esforzara por ir a los talleres e ir a comer en su horario regular. Así lo hizo, cuando estaba en el comedor o en los talleres en los que había más gente de lo normal, veía imagenes de Rafael escondiéndose entre las personas. Después de dos semanas así, en las cuales no había sabido nada de él estas alucinaciones empezaron a desaparecer, y todo empezó a calmarse en su mundo interior.

 

Seguía con sus rutinas de ir a tallares e intentar estar lo más puntal posible en la cola del comedor; hablaba de vez en cuando con algún conocido de la residencia sin llegar a tener una real amistad con nadie, y por la tarde noche rercibía llamadas de familia y amigos.

Yo podía identificar muy bien cuando tenía ganas de hablar o no, a veces no teníamos nada que decirnos porque yo le llamaba todos los días, y simplemente nos quedábamos en silencio, hasta que él me decía “bueno abuelo voy a colgar”. Otras veces directamente, nada más descolgar el teléfono me decía abuelo hoy no tengo ganas de hablar. Las llamadas de Núria le ponían de muy buen humor y le daban mucha energía, pero sin duda las llamadas más especiales eran las de Julia Juliette. Un día Julia Juliette le llamó preguntándole cómo se encontraba, se podría decir que empezó como una llamado normal, pero tras hablar un poco de cómo les había ido a los dos la semana Julia le dijo que su tia le había llamado para decirle que podía ir a vivir a Portugal porque su casa de Lisboa se iba a quedar vacía. Julia le dijo que ya había tomado la decisión i que se iría en un mes para allá, ya que le interesaba mucho aprender de la cultura de allí, y le ofreció ir con ella. Antonio se puso muy nervioso, empezó a tartamudera diciéndole que claro que querría ir, pero que tenía que consultar la decisión con su abuelo y los médicos, y que no estaba seguro de si le dejarían. Cuando colgó el teléfono Antonio estaba temblando, y enseguida me llamó para contarme lo que había pasado. A mi me pareció una buena oportunidad para Antonio, ya que su estado de salud mental se había estabilizado bastante. Le dijo que que le parecía la opción de que le preguntara a su amiga si podía ir yo también con ellos, a lo mejor podría buscarme otro barato alojamiento dónde estar, pero que me gustaría darte acompañamiento así como también aprender de la cultura de allí. (he corregido hasta aquí, faltas y estructura gramatical)También le dije a Antonio que tendríamos que hablarlo los dos con la psiquiatra y la psicóloga, y ver qué opinion tenían ellas. Al día siguiente Antonio llamó a Juila y le dijo que estaría encantado de ir con ella a casa de su tia, pero que tendría que ser con una condición debido a su estado de ánimo, y que la condición era que tenía que viajar conmigo. Que yo podría alojarme en algun hostal barato o habitación que no estuviera muy lejos de nuestra zona. Julia le dijo que lo entendía, ya que sabía todo lo que le había estado pasando los últimos meses, y que había sido grave. Entonces aceptó, e incluso le dijo a Antonio que la casa de su tia era una casa grande con cuatro habitaciones, y que no habría problema con que yo me quedara con ellos. También hablamos con la psiquiatra y la psicóloga y nos dijeron que ya que el ingreso de Antonio había sido voluntario, y que a pesar de lo que había pasado con Rafael, durante el úlitmo mes Antonio se había estado encontrando bastante bien, así que en su opinión creían que era una buena idea.

Durante esa semana, Antonio también recibió la llamada de su amiga Nuria, durante todos estos meses habían estado en contacto y ella ya sabía la historia que de Rafael, y que ahora Antonio se estaba encontrando mucho mejor. Cuando Antonio le dio la noticia de que se marcahaba a Portugal/Brasil Nuria le dijo que se algreba por el pero que lo echaría de menos, y que le gustaría invitarlo a casa a comer antes de que se fuera, porque lo echaba mucho en falta.

Pasaron dos semanas hasta que Antonio definitivamente dejó la residencia, todo fue bien durante ese tiempo, así que no hubo ningún problema con la vuelta a casa. Cuando ya tenía las maletas preparadas para volver, pensó en todos los libros que su abuelo le había puesto dentro por si en algún momento le apetecía leerlos, y en el hecho de que porsupuesto que le había apetecido pero no había tenido la capacidad de concentración suficiente para hacerlo. Eso le entristecía muchísimo, también pensó en Rafael y en que no quería volver a verlo en su vida, no le deseaba nada, ni el bien ni el mal, sólo la no interacción eterna con él. Y así, Antonio volvió a ser mi compañero de piso durante un mes hasta que partieramos hacia portugal/brasil.

Ese mes nuestra tarea principal fue hacer los preparativos del viaje junto con Julia, el tiempo que ibamos a estar era bastante indefinido. Ella nos dijo que lo mínimo que a ella le parecía que valía la pena estar era un mes, ya que el viaje era largo y caro. Antonio y yo estábamos de acuerdo con ella en eso, y los tres acordamos que podríamos preparar la estancia para dos meses y que si nos apetecía volver a España antes o después lo podríamos hacer improvisadamente. Así que nos pusimos a hacer la maleta en seguida, cargados de ilusión y un poco de estrés pero sobre todo de esperanza. Necesitabamos olvidarnos un poco de todo lo que había estado pasando estos últimos meses, aprovechar las buenas oportunidades que el universo nos ofrecía para ver sitios y culturas nuevas del mundo. Y también porque no decirlo aprovechar la compañía de las buenas personas que hacían el bien desinteresadamente, que tan rara parecía de encontrar a veces.

Teníamos tres semenas para acabar con los preparativos y nos pasabamos los días investigando por internet los sitios que nos gustaría visitar, las cosas que nos interesaban de cada lugar, preguntándole a Julia por el tipo de ropa que debíamos poner en la maleta, si necesitabamos algo extra, cómo iban a ser los enchufes, dónde podríamos cambiar dinero etc. Un día Antonio se fue a visitar a Nuria, ya que no se habían visto en mucho tiempo debido al ingreso de Antonio en la residencia. Estaban comiendo, ella había preparado ensaladilla rusa, ratatouille, mini pizzas y de postre había fruta y flan hecho por ella. Antonio le encantó toda la comida y se sentía muy agradecido de que después de tanto tiempo y de tantas cosas que habían pasado y les habían distanciado, ella siempre seguía siendo tan genuina y buena amiga. La conversación era muy agradable sobre todo hablaron de los preparativos para el viaje de Antonio, Nuria se sentía muy contenta por su amigo después de todo lo que había pasado los últimos meses. Había estado viendo a su mejor amigo pasar por unos estados psicológicos y emocionales que eran demasiado duros. Muchas veces se preguntaba cómo hubiera reaccionado ella, si le hubiera pasado todo eso. Muchas veces intentaba imaginárselo pero se daba cuenta que no podía, entonces sentía que tenía que apoyar siempre con gran fuerza a su amiga porque fuera como fuera que se sintiera pasar por eso debía ser dificilísimo. Cuando acabaron de comer estaban bastante llenos, pero no podían perderse el cafelito de después de comer que les encantaba a los dos. Cuando se lo estaban tomando la conversación de los preparativos del viaje se había dado por terminada, y después de una cómodo silencio Nuria emepzó a contarle a Antonio que se había registrado en un curso que según le explico era para implementar estrategias en el día a día que te ayudaran a conserguir tus objetivos a corto plazo y un próposito de vida en general. Le explicó que estaba muy relacionado en comprender y conectar más con los demás y ser más asertivo. Y que durante un tiempo se había estado sientiendo vacía. Que aunque todo iba más o menos de acuerdo a como ella había planeado y en muchos momentos se sentía feliz por la pareja que tenía y su buena y sana relacion; y por la carrera que estaba desarrollando y la estabilidad que le daba, muchas veces sentía que su vida no tenía propósito, que no había una razón por la cual esforzarse por conseguir o mantener todas esas cosas.

Antonio se quedó un poco sorprendido de que su amiga hubiera tenido que recurrir a un curso pagado para aprender sobre estas cosas. No le extrañaba el hecho de que se sintiera así, sino que confiara en alguien que estaba cobrándole una cantidad de dinero bastante grande por enseñarle algo que él considerana que debía ser el camino interior de uno mismo. Él mismo algunas veces se había sentido así, pensó. Luego hizo una reflexión más y se dio cuenta que mayoría de veces que se había sentido perdidio en su vida, más que el sentimiento de no tener próposito era por el sentimiento de que todo estaba desbordantemente desordenado, y que le sobrepasaba de tal manera que no podía continuar, pero pocas veces se había sentido vacío como tal. Muy pocas veces, entonces se sintió afortunado, y al mismo tiempo muy triste por su amiga, porque pocas veces se había parado a pensar que él podría haberse sentido, estresado, ansioso paranóico, frustrado...pero siempre tenía motivos de esperanza, cosas simples que le daban alegría y que le satisfacían. Alguna que otra vez había sentido ese vacía del que podría estar hablando Nuria, pero muy pocas y había sido bastante horrible.

Él no le dijo nada a ella de todo lo que estaba pensando y de todas las reflexiones que le venían a la mente, a cerca del por qué él creía que ella se podría estar sientiendo así; o qué era lo que el consideraba que sería mejor para encontrar su propio camino hacia la alegría de vivir, la satisfacción, o como ella lo llamaba el próposito. Simplemente, dijo -Ah, lo comprendo, la vida a veces es un poco complicada de entender. Si alguna vez quieres hablar más profundamente de este tema del proóposito en concreto me lo puedes decir. Ella simplemente le contestó que por ahora le estaba yendo bastante bien con el curso, y que ahora mismo estaban en la parte de conexión con los demás y que para ello estaría bien que si Antonio quería le echara un vistazo a los módulos del curso, las ideas en las que se basaba etc. Antonio le contestó que le echaría un vistazo rápido pero que ahora estaba más enfocado en todas las cosas que podría aprender de una cultura tan rica como la brasileña, y también intentando aprender y ver con perspectiva todo lo que le había pasado los últimos meses y que aún estaba por asimilar. Ella contestó que lo comprendía y que cuando estuviera en brasil, le llamaría mucho por videollamada para que le enseñara y le contara todo lo que pudiero sobre el viaje.

 

 


domingo, 13 de marzo de 2022

Capítulo 7

 7.

Cuando mi abuelo se fue, me quedé allí solo con mi con mi compañero de cuarto, un señor de unos cincuenta años que no hablaba, y un montón de enfermeras que no paraban de hablar.¿No podía la gente hablar de una forma razonable? No sé como sería la expresión correcta pero hablar a un nivel intermedio entre el silencio y las palabras que no son conversaciones. Bueno, la cosa es que allí estaba y tenía que sobrevivir un mes, probablemente con mi compañero y las enefermeras como mi mayor compañía, así que tenía que adapatarme a ellos. Tampoco podía juzgar a mi compañero por no hablar porque hacía solamente diez minutos que había llegado. A lo mejor estaba cansado y ya no podía más. Cuando llegamos eran las ocho de la tarde y la hora de la cena ya había pasado. Nos habían avisado de todos los horarios y de más o menos cómo sería la dinámica de un día normal, así que había comido algo en mi casa. De todas maneras mi última preocupación era la comida. No paraba de pensar en mi compañer de habitación, en las enfermeras que no callaban y en la medicación que me iban a poner al día siguiente. La verdad que lo de la medicación me aterraba. Confiaba un poco más en ella que en los rituales de psicomagia de mi abuelo, sin embargo no paraba de pensar en todos los efectos adversos que me podría inducir. Me daba mucho miedo que me dejara todo el día dormido, o que me hiciera perder facultades de memoria o algo así. Nunca había tenido un amigo o conocido al que le pasara lo mismo que a mí. Ni tampoco me habían explicado nada en el istituto, universidad etc. No tenía ninguna referencia en la vida real que me guiara un poco por la situación por la que estaba pasando. Los consejos de mi abuelo, y alguna historia de sus pacientes era lo más parecido que tenía a un referente. Así que intenté mirar las cosas positivas que la situación me podía aportar y lo que más me esperanzaba era encontrar gente que estuviese pasando o hubiese pasado por cosas parecidas a las que yo estaba pasando. Estaba seguro que también conocería a gente con historias mucho más complicadas que las mías.

Desde que llegué a las ocho de la tarde, hasta las nueve de la mañana del día siguiente mi compañero durmió todo el rato. Había dos tandas de desayuno, una a las siete y otra a las diez. Yo me desperté muy pronto, o mejor dicho, a penas dormí, así que tomé el desayuno de las siete. La verdad que yo no era muy tiquismiquis con esas cosas un café descafeinado o zumo y bollería y/o tostadasme pareció un desayuno más que razonable. No era igual que tomar churros los domingos por la mñanaa con mi abuelo, pero no me había decepcionado para nada para ser un desayuno de residencia. Cuando volví a desayunar a mi habitación allí estaba mi compañero por priemra vez despierto.-Hola me llamo Antonio, dije.- Yo Rafael- Encantado de conocerte. -Lo mismo, voy a la tanda de desayuno de las diez, hasta luego.-Hasta luego.

Desde que Rafael se fue me quedé esperando a que llegara mi hora de cita con la psicóloga y después con la psiquiatra. La cita con la psicóloga no me asustaba tanto porque había estado en el psicólogo antes y lo encotraba una cosa bastante tranquila que me hacía sentir bien. Sin embargo, a pesar de que también había estado en el psiquiatra anteriormente, no lo consideraba una cosa tranquila que me hacía sentir bien. No era una charla en la que te sentías seguro y sacabas tus sentimientos a relucir (es decir lo que significa la terapia) para mí. Era un médico que te daba unas medicinas para la mente que te dejaban dormido tres días y que te hacían sentir que no eras ni tú mismo, pero al menos no veías demonios en el autobús. Si me paraba a pensarlo friamente era bastante horrible. Pero toda la cosa del ingreso estaba basada prácticamente en eso, así que no tenía ningún sentido que en ese momento me pusiera a pensar que no quería ver a la psiquiatra, que no quería tomar la medicación etc. Yo había tomado la decisión, por un momento pensé “yo he tomado la decisión libremente”. Aunque luego reflexioné para mí mismo que dadas las opciones que tenía no se consideraba que la palabra adecuada para describir el cómo había tomado la decisión fuera libremente.

A la hora de la cita con la psicóloga una enfermera entro en mi habitación para decirme que tenía que bajar a su despacho, y que se llamaba Fu, de Fulgencia.

-Encantado. -Bueno Antonio, vamos a tener una pequeña sesión, para ver cómo estás, cómo has estado estos días y cómo va la adaptación a la nueva situación. Solamente me gustaría que me contaras un poco la historia de por qué decidiste este ingreso voluntario, y cómo te sientes ahora mismo. -Pues básicamente creía que el demonio me perseguía en el autobús, mi abuelo me propuso un ritual de psicomagia para no verlo más, y yo dije que sí pero luego me dio mucho miedo y me escapé de casa de mi abuelo, fui al psiquiatra me puso medicación pero seguí viendo demonios y el psiquiatra me dijo que si quería ingresar, y dije que sí, fin.

-¿Por qué te dio miedo el ritual de psicomagia que te propuso hacer tu abuelo?

-Porque era una cosa muy estrambótica y estrafalaria a la cual en el fondo de mi ser no le veía mucho fundamento. -¿Y por qué no se lo dijiste? -Porque mi abuelo tiene mucha pasión por su trabajo, aunque esté jubilado todo eso de la psicomagia aún forma parte de las investigaciones que esta haciendo y no quería que se lo tomara como que no creo en lo que él hace. También porque no sabía muy bien cómo explicar lo que me estaba pasando así que no sabía cómo hablar del tema porque básicamente no tenía nada que decir. Lo único que quería decir era: “estoy muy mal, necesito ayuda de otro tipo.- Entiendo, y eso es lo que hiciste después de escaparte ¿no?-Sí. Y bueno, ¿Cómo te sientes ahora? -Pues asustado. -¿Por qué? -Por pensar cómo va a ser la gente con la que me voy a encontrar y por pensar en los efectos de la medicación. -Bueno en cuanto a los compañeros y al estar aquí tendrás que pasar por un proceso de adaptación por el cual todos pasamos cuando llegamos a un lugar nuevo, eso es normal. Y en cuanto a la medicación quiero que sepas que cualquier duda que tengas les puedes preguntar a las enfermeras o a mí. Yo vengo todos los días por la mañana y dos tardes a la semana, y suelo estar en el despacho, a veces estoy ocupada, pero te atenderé cuando pueda ¿vale? -Aham. -Bueno, ¿quieres preguntarme algo más, hay algo más que te gustaría saber o en lo que te pueda ayudar? -No, gracias. De acuerdo, bueno cada semana tendremos una cita, pero si necesitas algo como ya te he dicho estoy aquí siempre por las mañanas. Bueno, sí hay algo que me gustaría saber, la razón de por qué mi compañero Rafael está aquí y cuánto tiempo más o menos lleva aquí.  -Bueno Rafael lleva apróximadamente dos años aquí, pero no te puedo decir más porque la información de los otros residentes es privada y confidencial.

Después de la consulta con la psicóloga me fui a la habitación un rato porque aún quedaba una hora para que se hiciera la hora de comer. Cuando llegué a la habitación ahí estaba Rafael muy concentrado rezando el rosario. Yo la verdad que estaba bastante aburrido y tenía ganas de comentar con alguien cómo había sido mi consulta con la psicóloga pero él estaba demasiado concentrado no era una opción empezar una conversación con él. Pensé que podría comenzar alguno de los libros me había puesto en la maleta pero siendo sincero conmigo mismo sabía que no me iba a poder concentrar. En ese momento envidié a Rafael, sólo había tenido con el una conversación cordial, no lo conocía de nada, pero envidiaba su capacidad de concentración. Mi mente era un batiburrillo de pensamientos, dudas y miedos en los que no podía encontrar ninguna tranquilidad, que era lo que más me hubiera gustado tener en ese momento. Así que como estaba claro que empezar a leer un libro no era una opción, pero tampoco había nadie con quién hablar empecé a leer una de las revistas que mi abuelo también me había metido en mi maleta. En ese momento una vez más me sentí agradecidísimo al universo por tener a mi abuelo, y por sentirme tan querido y apoyado por él. Por que las revistas que había metido en la maleta realmente me estaban entreteniendo, y me hacían olvidar todas las dudas y miedos que estaba pasando.

La comida no estuvo nada mal, de primero había una crema de calabacín y de seguno salmón con chips de boniato. Nada era de excelente calidad, pero todos los ingredientes eran de mis favoritos, así que como no persona caprichosa que soy me quedé secretamente encantado con aquella comida de catering.

Por la tarde, es cuando empecé a conocer a Rafael, cuando tuvimos nuestra primera conversación. Bueno no sé si lo definiría como conversación, o más como monólogo, ya que apenas me dejaba hablar: Yo entré en la habitación y mi plan era o hablar un poco con él, si lo notaba con disposición a hablar o volver a leer un poco de las revistas de mi abuelo. Así que abrí la puerta, me metí tranquilamente en mi cama y acomodé el respaldo para que se quedara lo más verticalmente posible. Y así estaba yo sumergido en mis pensamientos sobre si estaba preparado para leerme alguno de los libros de mi abuelo o no cuando escuché “Hola, ¿cómo te llamas?”Me puse bastante nervioso -Antonio, ¿y tú? -Rafael Castro, encantado de conocerte Antonio. ¿Cómo estás encontrando todo, tus primeros días aquí y todo esto? -Bueno, todavía es muy pronto, llegué ayer. Por ahora sólo he hablado con dos enfermeras, con la psicóloga y bueno, ahora contigo. -Ah ya veo, dijo él. Mira hijo, no te dejes guiar mucho por las primeras impresiones, ya se que me viste ayer muy concentrado rezando el rosario, y eso a lo mejor te puede parecer extraño, o te puede dar la impresión de que soy una persona con valores antiguos ya sabes. Pero ya te digo yo que puedes contar conmigo para lo que quieras, si no sabes algo, o necesitas algo pidemélo sin dudar. -Gracias, dije yo.

-Yo no escondo mi fe, es algo muy importante en mi vida, y algo en lo que invierto mucho tiempo en cuidar, ya sabes, rezando el rosario, yendo a todas las celebraciones que me dejan, orando por las personas que amo, actuando de la manera en la que al señor le hubiera gustado. Aunque bueno, ahora yo estoy hablando de nuestro señor en pasado pero él es presente pasado y futuro, es eternidad y un ser muy cercano además. Algún diía te contaré la historia de porque él y yo estamos tan unidos. Ahora si me disculpas tengo que leer unos pasajes, y luego descansar un poco, que pases una buena tarde. -Gracias, dije yo.

Mi sensaciones de esta, llamémoslo interacción con Rafael, no fueron muy esperanzadoras, la verdad. Siempre me ha gustado ver la parte buena de todo el mundo, pero ya he aprendido que cuando la gente habla sin parar, sin apenas escuchar al otro es un rasgo bastante narcisista. Así que me dije a mí mismo que tenía que actuar con cautela. Eso me hacía sentir bastante triste porque lo que quería era un amigo con el que pudiera psármelo bien, y confiar. Por otro lado pensé que sería interesante conocer la historia de Rafael y de su profunda fe.

Cogí  las revistas de mi abuelo otra vez, y me puse a hacer como que las leía, pero la verdad que aquella conversación me había dejado sin energía alguna, simplemente miraba las ilustraciones y los dibujos, mientras esperaba a la hora de las llamadas.

Esa tarde me llamaron Nuria, y mi abuelo, esas dos llamadas fueron suficientes para descansar un poco de lo estresante que estaba siendo la situación, y sobre todo me hicieron descansar de la incertidumbre que estaba pasando. Como siempre pasase lo que pasese los dos estsban ahi para cuidarme y apoyarme. Las conversaciones fueron muy normales, sólo Nuria y mi abuelo, explicándome cómo les había ido el día y que básicamente estaban como siempre. Yo por mi parte les conté que la comida no estaba mal, que la visita de la psicóloga había ido normal y que compartía habitación con un hombre como de unos cincuenta y cinco años que se llamaba Rafael. No les conté nada de la conversación que habíamos tenido, porque era sólo el primer día y quería ver como se desarrollaban las cosas con respecto a él.    

 Después de las llamadas aunque me sentía mucho más tranquilo no sabía lo que me iba a encontrar en la habitación, si Rafael estaría durmiendo, leyendo el rosario, o hablador. Abrí la puerta y ahí estaba rezando el rosario, y por un lado me sentí aliviado porque no me apetecía nada hablar. Asñi que me puse otra vez a ojera las revistas de mi abuelo, esta vez tenía un poco más de energía para leer alguna columna o artículo que me pareció interesante. La revista era de bienestar, así que tenía contenido que iba sobre alimentación saludable, sobre deporte y actividad física, meditación, lectura etc. Mientrs esataba ojeando unas recetas que podría incluso transformar un poco para ponerlas en mi restaurante, me di cuenta que Rafael había dejado de rezar y que ahora esraba simplemente sentado en la cama. Me pareció raro porque tenía los ojos cerrados pero yo podía notar que no estaba dormido. De repenté me empezó a hablar: -¿qué tal el día, cómo ha ido? -Muy bien, gracias dije yo, aún adaptándome un poco a toda la situación pero he habaldo con mi familia y eso me ha puesto de muy buen humor gracias. - Seguro que tu familia es maravillosa porque una persona tan amable y simpática como tú debe haber crecido en un ambiente muy bueno y amoroso. Si bueno más o menos, parte de mi familia es muy buena y amorosa la verdad. -¿Prefieres no hablar de la otra parte? Jajajajajajajaj -Es broma, eso son unos asuntos muy personales que una persona decente nunca debe preguntar. Yo sólo puedo decirte que mi familia no fue muy afortunada, ni siquiera una parte. Mis padres lo pasaron muy mal en la posguerra, por eso mi infancia no fue muy fácil tenía que trabajar en la fábrica de mis padres llevando madejas de hilos de un lado a otro durante varias horas al día, porque mis padres no tenían casi dinero, así que apenas tuve infancia. No pude casi ir al colegio, porque no tenía tiempo, pero aún así era un niño bastante listo y aprendí a leer muy rápido. Escribir no se me da también pero con leer tengo suficiente para leer la biblia. Yo muhas veces pienso que la razón por la que fui bendecido es porque tuve esa infancia tan horrenda, nadie merece vivir sin haber sido niño.  -Lo siento. La verdad que me sentí bastante emocionado por lo que me estaba contando, mis condolencias fueron sinceras aunque aún encontrara a ese señor un poco extravagante y siniestro.

Mira un día te contaré cuando fue la primera vez que hablé con Dios, pero ahora te puedo enseñar por el ser a través por el que lo he visto manifestarse desde que estoy aquí en la residencia. Me invitó a que fuera hasta la ventana y señaló el único sauce que había en el jardín. Por ese árbol es por donde siempre lo oigo, bajo muchas veces, casi todos los días, siempre que puedo, y a veces está callado, no tiene nada que decirme, pero a veces me dice unas grandes verdades, otras me da misiones, para mi o para con alguien de mi alrededor. Pero siempre escucho todo, todo, hasta el silencio es importante escuchar. -Había llegado un punto de la conversación en el que yo ya no quería estar escuchando, pero no sabía que hacer, porque me daba miedo cortarle, por suerte para mi él mismo dio por terminada la conversación. -Bueno Antonio, ha sido un día largo, ya se que tú aún tienes que ir a cenar pero si me disculpas yo voy a intenatr dormirme, buenas noches. -Buenas noches.

Después de todo ese monólogo intenté quedarme ojeando la revista otra vez hasta que se hiciera la hora de la cena, pero no me quitaba de la cabeza todas las cosas que Rafael me había contado. Sobre todo lo del sauce. Los sauces son uno de mis tipos de árboles preferidos, y ni siquiera me había dado cuenta de que había uno en el jardín. Bueno eso era tampoco tan raro porque acababa de llegar, aún así ahora ya no sería lo mismo ir a visitar al sauce, porque según Rafael Jesús le hablaba por ahí. Con todos esos pensamientos dándome vueltas por la cabeza bajé al comedor a cenar. Con la cena, otra vez, no tuve ningún inconveniente, de primero había ensalada de espárragos, y de segundo pollo empanado y verduras al horno. El pollo estaba muy rico, y los espárragos también, las verduras eran un poco insípidas, pero de postre había unas dulcísimas mandarinas, mi fruta preferida, así que lo compensó. Después subí a mi habitación, estaba cansadísimo y lo que más deseaba es que Rafael estuviera dormido para poder dormirme yo también, y por suerte así fue.

La mañana siguiente tme levanté temprano porque tenía que bajar a desayunar a las ocho, así que un poco antes estaba ya fuera de la cama, y Rafael ya no estaba en la habitación. El desayuno siguió en la línea de todas las comidas anteriores, para nada decepcionante.

Subí a la habitación, la cual seguía vacía, sin rastro de Rafael, y dormí un poco más hasta que fuera la hora de bajar al despacho de la psiquiatra. La visita fue bastante rutinaria, y sólo consistió en una presentación cordial (ella se llamaba Flora de Florencia) me preguntó cuál era la medicación que había estado tomando hasta hora, yo se la dije y ella me dio una nuvea. Me explicó más o menos en qué conisistía y que si me parecía bien, y yo repsondí que sí.

Durante toda esa semana estuve yendo a los talleres de la residencia, que eran de jardinería, “actualidad” o informática. Las actividades me parecían entretenidas y algunas las encontraba bastante útiles, como por ejemplo lo que hacíamos en el taller de jardinería de distinguir el distinto tipo de tierra que teníamos que usar dependiendo del tipo de planta. Cosa bastante compleja e interesante que nunca enseñaban en el colegio o por la tele. Recuerdo que una vez, todo ilusionado me compré una maceta en la que venía ya plantado un árbol de mandarinas, yo todo ingenuo creía que podría hacerlo crecer dentro de mi habitación, y le puse hasta nombre, Clementine. Pero obviamente mi pobre árbol murió. La verdad que en aquella situación las razones por las que no sobrevivió pienso que tendrían más variables que solamente la tierra de la maceta, pero aún así pienso que es un interesante punto por el que empezar a introducirse en el fascinante mundo del cuidado de plantas. Durante los talleres tenía pequeñas charlas con algún compañero, o comentabamos alguna cosa cuando se hacía aburrido, pero la persona con la que más hablaba era Rafael. A veces desparecía durante mucho tiempo, y yo nunca lo preguntaba dónde había estado, y él tampoco hablaba del tema. Pero cuando estaba por la habitación y no estaba rezando, le contaba cosas de los talleres, de las comidas, de las visitas con la psicóloga, de la medicación o de lo que pensaba de otras personas de la residencia. Él siempre me daba su opinión, la cual siempre era tres veces más larga que el hecho ocurrida, o la idea que yo le había comentado primero. Pero me acostumbré a ello porque siempre estaba muy seguro de si mismo, y me decía cosas nuevas en las que yo no había pensado antes, que me hacían reflexionar mucho. Por ejemplo sobre una mujer de la residencia que yo le había comentado que siempre se compartaba maleducadamente, me contó toda su historia de vida, lo mal que lo había pasado, pero su conclusión era que eso no era una excusa para ella justificar su comportamiento, que simplemente era una estúpida egocéntrica; de las psicóloga opinaba más o menos lo mismo y me dijo que había tenido una gran discusión con ella porque no era lo humilde suficiente para reconocer que el poder de Dios que él tenía no se podía comparar con una carrerita de cuatro años en la facultat de psicología.

Durante esa semanas también recibí un montón de llamadas de mi abuelo y de mi amiga Núria. Las llamadas eran mi momento preferido del día y de la semana. De normal eran bastante monótonas, consistían en conversaciones con mi mejor amiga y mi abuelo contándonos lo que habíamos hecho durante el día, aunque fueran en ese sentido aburridas, me llenaba el corazón saber de los pequeños momentos de su día a día. Un día, contra todo pronóstico, tuve una llamada más sorprendente, que me alegró muchísimo. Era Julia, pregúntandome que si me acordaba de ella y que si había estado mejor después de todo lo que pasó, que sólo quería saber un poco de mí. En ese momento me sentí muy agobiado y se me vinieron miles de posibles respuestas a la cabeza. Se me pasó por la cabeza mentir, contarle la verdad con pelos y señales, contarle la verdad escondiendo una gran parte de ella, hacer lo mismo sólo escondiendo una pequeña parte de la verdad. Así que le dije: -Sí, más o menos bien, han pasado bastantantes cosas desde la última vez que nos vimos pero no te quiero aburrir con mis historias ¿cómo estás tú? - Bien, gracias he estado sobreviviendo con el dinerillo de las canciones, también he estado subiendo más cosas a las redes sociales, y parece que a la gente le está gustando bastante. Eso me hace muy feliz aunque aún no me da nadad de dinero pero me da fuerza para continuar con mis proyectos. También un familiar mio en sudamérica me ha ofrecido casa y ayuda económica para pagarme el vuelo por si quisiera ir a verle pronto, y sigo pensándomelo. Pero la verdad me gustaría que me contaras lo que te ha estado pasando si no es algo demasiado privado, porque me quedé preocuapda la última vez que nos vimos, y espero que tu abuelo y tú estéis bien. -Mi abuelo y yo estamos bien dentro de lo que cabe, porque cuando volví a casa de mi abuelo, después de tener una charla con mi psiquiatra decidí ingresarme en una planta de salud mental voluntariamente. Y sigo aquí, de momento me dejan usar el móvil dos horas al día, y has tenido la suerte de llamarme en una hora que ha coincidido con el horario de llamadas; Me alegro mucho de que tu proyecto musical vaya creciendo en las redes sociales, y también de que puedas hacer algo de dinero con ello, te lo mereces,eres muy talentosa y trabajadora; Lo del viaje suena muy emocioanante, me daría un poco de pena si te fueras de la ciudad, pero siempre es bueno ver a personas queridas y visitar lugares lejanos para comprender el mundo un poco mejor, con más perspectiva. -Oh Oh, no me imaginaba que te estuviera llamando al hospital ahora mismo, oh perdona si mi llamada ha sido un inconveniente, perdona. -No, no te preocupes para nada, todo lo contrario, tu llamada me está alegrando el día, me encuentro de mucho mejor humor desde que he descolgado el teléfono, jajaja. -Oh, oh, vale, quiero decir, me alegro jajaja ¿Cuánto tiempo llevas en el hospital? -Muy poco, menos de una semana, creo que 5 días, pero se me están haciendo largos la verdad. -Imagino, entonces ¿te gustaría que te volviera a llamar pronto sobre la mismo hora? Ahora mismo no puedo hablar más porque he quedado con alguien y no me gustaría llegar tarde. -Claro,claro si me vuelves a llamar pronto me alegraré mucho. -Vale pues cuenta con ello pues. -Vale, hasta pronto, adiós. -Adiós.

Cuando colgué el teléfono, me costó reaccionar a lo que acababa de pasar, porque esa chica que había conocido en la calle siempre me sorprendía para bien. La primera vez que me ayudó tanto, apenas nos conocíamos. Recuerdo que a veces me sentía mal y avergonzado por la ayuda que le pedí y que ella me dio sin casi conocernos. Pero ahora ella me había llamado por su propio pie, cuándo yo creía que apenas se acordaría de mi, o no tendría más intención de procuparse por mi vida, pero realmente parecía interesada, y alegre de hablar conmigo. Yo también me sentía muy contento de poder haber hablado con ella de nuevo.

Parecía que iba quedar un buen día por que por la mañana todo había ido normal, y por la tarde Juliete me había llamado, pero cuando llegué a mi habitación todo cambió. Rafael estaba en la cama, llorando y temblando, acurrucado en posición fetal. Enseguida, mi estado de alegría paso a ansioso. Me acerqué nerviosísimo -Voy a vomitar, dijo. Y se fue al baño. Salió del baño un poco más calmado y volvió a su cama. -¿Quieres que avise a la enfermera?, pregunté. Me agarró muy fuerte del antebrazo y me dijo: Si de verdad quieres ayudarme tienes que hacer lo que yo te diga sin decírselo a nadie porque no confio en nadie más que en ti. Eres la única persona a la que aprecio de verdad de este sitio, la única que sé que no me traicionará. Escucha, necesito salir de aquí mañana, alguien va a venir a recojerme a la estación del tren y necesito que me ayudes a salir del hospital sin que nadie se de cuenta. Ya lo intenté hacer una vez y me pillaron, así que siempre están muy alerta cuando ando por el jardín cerca de la valla, por eso necesito que vayas tu primero a ver si no hay nadie alrededor, si no hay nadie me tienes que hacer una señal y yo te puedo ver desde aquí, por la ventana. El sitio por el que es fácil escaparse se ve desde nuestra habitación, puede que me pillen mientras bajo y llego hasta allí, pero hay menos posibilidades. Ese es el plan, no me hagas perder el tiempo, sólo dime si me vas a ayudar o no, si eres tan buena persona como pareces o sólo eres un falso que va mendigando conversación a un pobre viejo como yo. -Me lo tengo que pensar, contesté. Enotonces desde la cama se erguió un poco, me cogió de los dos antebrazos y me empujó muy violentamente hacia mi cama. -Déjame en paz, no me hables más, y como le digas a alguien lo que te he dicho preparate para no ver a tu familia más en tu vida ¿me estás oyendo?

Capítulo 10

  10 Hola soy Antonio otra vez, ya estoy un poco m ás recuperado después de estos capítulos sin hablar. Ya siento que tengo energías suficie...